Evangelio lunes 8 de enero 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Y sucedió que por aquellos días vino
Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En
cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en
forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú
eres mi Hijo amado, en ti me complazco.» Marcos 1, 7-11.
San
Juan el Bautista se anticipó a indicarle a la humanidad el medio eficaz y
fundamental para entrar en el mundo de Dios, para sostenerse en las cosas
de Dios, para disfrutar de las gracias de Dios, para vivir según los principios
de Dios. El bautista comenzó bautizando
con agua y el Hijo de Dios llevó a plenitud el sacramento del bautismo con
“Agua y con el Espíritu Santo”.
Nuestra
Iglesia Católica de una manera sabia y obediente sigue los consejos del
Salvador del mundo administrando los sacramentos que son de Dios y de la
Iglesia. Todos los sacramentos están
ordenados a la santificación de las personas y a la edificación del cuerpo
de Cristo. (Catecismo, 1123).
El
santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la
vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos.
(Catecismo 1213). El bautismo es el más bello de los dones de Dios. Los
católicos debemos saber y vivir que el bautismo nos convierte en hijos de Dios.
Nos consagra a la vida de Cristo. Es un nuevo nacimiento. Es gracia de Dios.
(cfr. Romanos 6, 4-6). El bautismo nos configura con Cristo. (cfr. Gálatas 3,
26-29) como sacerdotes, profetas y rey. Nos hace miembros de la Iglesia. (cfr.
1 Corintios 12, 12-13).
Los
signos del bautismo son para nosotros el elemento externo que nos permite
descifrar la significación de lo interno: El agua, (pureza), los óleos
(consagración y fortaleza. El sacerdote (ministro para comunicar la gracia de
Dios). La comunidad, (amigos y familiares que comparten nuestra alegría).
Vestido blanco (expresión del futuro cristiano, digno delante de Dios y de los
hombres) Cirio. (La luz de Cristo comienza a irradiar la luz del nuevo bautizado
e incardinado a la Iglesia de Jesucristo.
El
Papa Francisco nos recuerda que el bautismo es el comienzo de la vida pública
de Jesús, como un enviado del Padre para manifestar su amor por la
humanidad y esa misión la realiza en una unión perfecta con el Padre y el
Espíritu Santo. (cfr. Ángelus 13 de enero, 2019).
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