Evangelio martes 30 de enero 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Le seguía
un gran gentío que le oprimía. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre
desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había
gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor,
habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y
tocó su manto.
Pues decía: «Si logro tocar, aunque
sólo sea sus vestidos, me salvaré». Inmediatamente se le secó la fuente de
sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. Al instante, Jesús,
dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y
decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?» Sus discípulos le contestaron:
«Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: "¿Quién me ha
tocado?"»
Pero él
miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la
mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se
postró ante él y le contó toda la verdad. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado.”
°°° Marcos 5, 21-43.
La
fe de cada persona es determinante para combatir los males, las enfermedades,
las limitaciones, los momentos de angustia y desesperación. La Escritura enseña que la fe es la certeza
de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11, 1).
Basta y es suficiente que la persona crea, que
cultive su fe, que purifique su fe, que viva su fe sacramentalmente. Dada esas
condiciones, el Maestro de Nazareth le dirá: “tu fe te ha salvado”. O quizás le
podrá decir, “que se cumpla de acuerdo a tu fe”.
El
Papa Francisco recomienda centrar la fe en Dios, porque es el lugar propicio de
la fe y además evita que la idolatría y creencias lastimen o desordenen la fe.
Dice el santo Padre: La fe no es una cosa decorativa, ornamental; vivir la fe
no es decorar la vida con un poco de religión, como si fuese un pastel que se
lo decora con nata.
La fe comporta elegir a Dios como criterio-
base de la vida, y Dios no es vacío, Dios no es neutro, Dios es siempre
positivo, Dio es amor, y el amor es positivo. (cfr. Homilía, 18 de agosto,
2013).
Nuestra
Iglesia Católica nos recomienda no creer en fórmulas sino en realidades que
expresen la fe. Manejamos muy bien la fe cuando la adherimos a la
inteligencia y a la voluntad. Santo Tomás de Aquino enseñaba: La fe es un gusto
anticipado del conocimiento que nos hará bienaventurados en la vida futura.
(cfr. Catecismo Iglesia Católica. 166-184).
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