12 de enero de 2024

DIOS PREFIERE LOS PECADORES Evangelio sábado 13 de enero 2024


DIOS PREFIERE LOS PECADORES
Evangelio sábado 13 de enero 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús volvió de nuevo al lago de Galilea y mucha gente lo seguía, y Él les enseñaba. Mientras Jesús caminaba a lo largo, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado donde se pagaban los impuestos y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y se fue con Jesús.  Más tarde, durante la cena estaba comiendo en la casa de Levi, junto con Jesús y sus discípulos estaban muchos cobradores de impuestos y otros de mala reputación ya que muchos de ellos lo seguían.
 
Algunos escribas y fariseos, al ver a Jesús comiendo con ellos y con los cobradores de impuestos, le preguntaban a los discípulos: “¿Por qué come y bebe con cobradores de impuestos y pecadores?” Jesús, al escuchar esto, les dijo: “Los que están sanos no necesitan un médico, sino los enfermos. He venido a llamar a los pecadores y no a los justos”. Marcos 2, 13-17.
 
            Iniciemos nuestra reflexión pensando en una verdad de orden divino. No necesitan de médico los sanos sino los pecadores. Aún más: solo quien se reconoce pecador delante de Dios, logra decirle Sí. Los pecadores siguen con mucha facilidad los caminos de Dios, se dejan guiar por el Espíritu de Dios. La persona que reconoce sus limitaciones tiene todas las posibilidades de convertirse en un excelente servidor de Dios en el mundo.
 
            Históricamente hablando, los pecadores han sido los que le han dado una respuesta segura y permanente a Dios. Los pecadores han llegado al grado de la santidad, porque reconocieron su limitación y se abrieron a la conversión por amor a Dios. El salmo 51 de la Sagrada Escritura nos recuerda que: somos pecadores de nacimiento, pero Dios se vale de los pecadores, nos enseña sabiduría, perdona nuestros pecados y nos abre las puertas hacia la perfección.
 
Quien acepta su situación de pecador, piensa en la posibilidad de nacer de nuevo y seguir las huellas del Redentor del mundo. (cfr. Juan 3, 6-7). No existe la posibilidad de creerse perfecto, sin que tenga la posibilidad de equivocarse. Si alguien se atreve a decir que no tiene pecado, se engaña así mismo (1 de Juan 1,8).
 
            Al contrario, quien no se acepta como pecador, nunca logrará agradarle a Dios, porque su mayor pecado es la soberbia. Dios no ha estado de acuerdo con el orgullo, la arrogancia, la boca perversa. (Proverbios 8, 13). Dios no se entiende con los ojos soberbios, lengua mentirosa, (Proverbios 6, 17).
 
Dios resiste a los soberbios, da su gracia a los humildes. (1 Pedro 5, 5). El capítulo 10 del libro del Sirácida en la Escritura es un excelente Vademécum contra el mayor de los pecados, como lo es la soberbia: Actúa con dulzura, no pretendas lo que sobrepasa, atiende a lo que se te encomienda, corazón obstinado mal acaba.” °°° Eclesiástico 10, 6-18.
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