22 de enero de 2024

EL MEJOR CAMINO ES HACER LA VOLUNTAD DE DIOS Evangelio martes 23 de enero 2024


EL MEJOR CAMINO ES HACER LA VOLUNTAD DE DIOS
        
Evangelio martes 23 de enero 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Llegaron la madre de Jesús y sus hermanos, y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada a su alrededor le dijo: ¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan. Él les responde: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
 
Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.” Marcos 3, 31-35.
 
            San Juan Pablo II enseñaba que Jesucristo con una frase corta y sabia revela un secreto de su Reino a la humanidad. Hará mucho bien a los demás aquella persona que haga la voluntad de Dios. Jesucristo reconoce que María Santísima hacía la voluntad del Padre celestial. El misterio de la Anunciación demuestra el quehacer de la voluntad de la Virgen. María comparte en todas sus etapas la vida y la misión de su Hijo, hasta el pie de la Cruz (cfr. Juan 19, 25). (cfr. Homilía, 23 de marzo, 1988).
 
            Meditando un poco más la vida de la Virgen María podemos sacar las siguientes conclusiones: María siempre hizo la voluntad de Dios. La Escritura habla de los familiares del Maestro de Nazareth. El cuarto Evangelio afirma que los familiares no creían en Él. (cfr. Juan 7, 5). Decían que estaba fuera de sí. (cfr. Marcos 3, 21). María es el modelo perfecto de aquella persona que escucha la Palabra, es dócil y hace la voluntad de Dios. (cfr. Lucas 2, 19. 51).
 
            El Papa Benedicto XVI afirma que el camino de la perfección en la fe, consiste en hacer la voluntad de Dios. Por ejemplo, Dios enseña el camino correcto: “Serán santos porque yo soy santo” (Levítico 19, 1). “Amarán a Dios, amarán a los demás y se amarán a ustedes mismos” (Levítico 19, 8). El mismo Hijo de Dios también llama a la santidad diciendo: “Sean perfectos, como es perfecto el Padre celestial” (Mateo 5, 48).
 
Nuestra perfección es vivir con humildad como hijos de Dios cumpliendo concretamente su voluntad. San Cipriano escribía que la paternidad de Dios debe corresponder un comportamiento de hijos de Dios, para que Dios sea glorificado y alabado por la buena conducta del hombre.  (cfr. Ángelus, 20 de febrero, 2011).
 
            El Papa Francisco insiste en que la voluntad de Dios está en buscar y salvar lo que está perdido. San Pablo, en la Primera Carta a Timoteo, escribe: "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (2,4). Esta, sin lugar a dudas, es la voluntad de Dios: la salvación del hombre, de los hombres, de cada uno de nosotros. (cfr. Audiencia, 20 de marzo, 2019).
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