1 de enero de 2024

LA IDENTIDAD DEL TESTIGO Evangelio martes 2 de enero 2024


LA IDENTIDAD DEL TESTIGO 
  
Evangelio martes 2 de enero 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Éste es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: “¿Quién eres tú?” Él confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: “Yo no soy el Mesías”. 
 
¿Quién eres, entonces?”, le preguntaron: “¿Eres Elías?” Juan dijo: “No”. “¿Eres el Profeta?” “Tampoco”, respondió. Ellos insistieron: “¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?” Y él les dijo: “Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”. °°° Juan 1, 19-28.
 
            La identidad del testigo. Identidad de todas aquellas personas que por su fe, por su conversión, por su calidad de vida, por su amplitud de servicio, se convierten en testigos de Dios en el mundo.  Un testigo debe ser alguien que ha tenido una buena experiencia de Dios, conoce su Palabra y vive su fe de acuerdo a las indicaciones de su Maestro. Un testigo es la persona que logró entrar en el mundo de Dios y se dejó guiar plenamente por el Espíritu de Dios. Históricamente se ha dicho, que ser testigo es dar testimonio de la verdad. Un testigo es la persona limpia que no titubea en el anuncio de la verdad.
 
            En las primeras carreras en la historia del atletismo, nació la idea del testigo. Consiste en una barra cilíndrica de unos 30 centímetros, que cumple la función de ser el conductor del éxito de la carrera. Los entendidos en el tema, dicen que el éxito y el resultado de la carrera depende del rendimiento de los participantes con respecto al testigo que los guía. 
 
En el campo teológico, el testigo es la persona que puede definir el éxito o el fracaso de la misión. Un buen testigo se identifica muy bien con su Maestro. No es más que su Maestro, ni se cree Maestro. Un mal testigo, abandona a su Maestro y se deja llevar por las tentaciones que le ofrece el mundo.
 
            San Juan el Bautista logró ser un excelente testigo y conservó su puesto como aquella voz que grita en el desierto. Como aquel que no es digno de desatarle las sandalias de sus pies, aquel que presentó al Cordero para la humanidad, aquel que se preocupó por ser ejemplo para los demás y nunca se le ocurrió reemplazar a su Maestro.
 
El Papa Francisco enseña que un testigo se convierte en un buen representante cuando su testimonio es creíble, su mensaje es de salvación, no es el que propone cantidad de preceptos, prohibiciones o moralismos. Presenta el mensaje de Dios. (cfr. Ángelus, 25 de abril, 2015).
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