Evangelio domingo 21 de enero
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Mientras iba por la orilla del mar
de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el
agua, porque eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme, y Yo los haré
pescadores de hombres”. Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron.
Y avanzando un poco, vio a Santiago,
hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca
arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su
padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.” Marcos 1, 14-20
Jesucristo
nos llama, nos prepara y dispone nuestro corazón para que cumplamos la misión
que Él mismo nos va a encomendar. Aprendemos varias consignas en materia de
vocación y de misión en nuestra Iglesia Católica. En materia de vocación, Dios mismo es el que
llama, él es quien toma la iniciativa, escoge a la persona y la convoca.
La Sagrada Escritura nos comenta sobre el
llamado de Dios a Pedro, Andrés, Santiago y Juan. Fueron llamados directamente
por Dios. La clave de la respuesta es que dejaron lo que estaban haciendo y
asumieron la nueva misión. Dios llama y
cada persona hombre o mujer, debe responder con el desprendimiento para que
pueda tener éxito en la misión.
Si
Jesucristo es quien nos llama para una misión, Él mismo nos forma, nos educa,
nos corrige para que podamos cumplir dicha misión. El proceso de madurez en la vocación y misión
se hace continuo. No podemos sacar la conclusión y decir que si ya estamos en
la misión no necesitamos conversión.
La
experiencia de las 4 primeras vocaciones tuvo sus propios afanes. Los errores
fueron: hicieron propuestas no cristianas al Señor. Santiago y Juan (cfr. Marcos 10, 35-45)
Alguien renegó del Señor, Lo niega. (cfr. Mateo 26, 69). San Pablo reprende a
san Pedro por su comportamiento con los judíos paganos (cfr. Gálatas 2, 11-21).
En
materia de misión, el Maestro de Nazareth indica exactamente en qué consiste.
El consejo sabio es: “Seguir al Maestro”, el método es “Lo dejaron todo por Él.” Seguir y dejar son dos palabras definitivas
para que haya discípulos misioneros muy buenos en la Iglesia Católica.
Seguir es
identificarse plenamente con Jesús de Nazareth. “El discípulo no es superior a su
Maestro, cuando esté bien formado, será como su Maestro” (Lucas 6, 40). Un
discípulo aprende de la enseñanza de su Maestro. “El que persevere hasta el
final se salvará” (Mateo 10, 22).
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