13 de enero de 2022

JESUCRISTO NO EXCLUYE, REINTEGRA LAS PERSONAS. Evangelio Jueves 13 de Enero 2022


JESUCRISTO NO EXCLUYE, REINTEGRA LAS PERSONAS
Evangelio jueves 13 de enero 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio». Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole severamente: «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio». °°° Marcos 1, 40-45.  

            Jesucristo no excluye las personas, al contrario, las reintegra a la sociedad. La sanación genera como primer efecto la conversión. La sanación es una acción maravillosa y misericordiosa del Señor. Su base es la fe, la vida y el testimonio de cada persona. La capacidad de arrepentimiento. La gente se sana por el amor de Dios, y se convierte en apóstol de su Señor “Ve y preséntate ante los sacerdotes”. “Perdona 70 veces siete.” “Yo no te condeno, vete y no peques más.” ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados', o decir: “¿Levántate, toma tu camilla y anda?”  una clave de la evangelización debe ser el testimonio de aquel que se ha sanado y se ha convertido a la Iglesia que Jesús nos dejó.

Sólo la gracia de Dios sana cualquier situación de pecado. El poder se encuentra en la Gracia. El poder no es signo de violencia, de odio, de destrucción. El mal comienza a desaparecer en la medida en que la Gracia divina inunda nuestro ser. No es un paso por arte de magia, no es un concepto esotérico. Es una realidad que se vive desde la acción del Espíritu. Es muy cierto que donde abunda el pecado, sobre abunda la Gracia. El mal no cuenta, sino con un punto de apoyo, y ese es la falta de la Gracia divina en una persona. Es tan importante cultivar permanentemente la Gracia, así el pecado no tendrá ocasión para arruinar nuestra propia felicidad.   

El Papa emérito Benedicto XVI, aclara el gesto misericordioso del Maestro de Nazareth: “En ese gesto y en esas palabras de Cristo está toda la historia de la salvación, está encarnada la voluntad de Dios de curarnos, de purificarnos del mal que nos desfigura y arruina nuestras relaciones. En aquel contacto entre la mano de Jesús y el leproso queda derribada toda barrera entre Dios y la impureza humana, entre lo sagrado y su opuesto, no para negar el mal y su fuerza negativa, sino para demostrar que el amor de Dios es más fuerte que cualquier mal, incluso más que el más contagioso y horrible. Jesús tomó sobre sí nuestras enfermedades, se convirtió en «leproso» para que nosotros fuéramos purificados. (Ángelus 12 de febrero, 2012).