Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno». Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo». Marcos 3, 22-30.
Jesucristo tiene el poder de liberar a las personas del mismo demonio. Son todas aquellas personas que sufren bajo el poder del mal. Bien lo había profetizado Isaías en su momento cuando predicaba el poder de un Dios que salva: “Así dice Yahveh: Sí, al valiente se le quitará el prisionero, y la presa del guerrero se le escapará; con tus litigantes yo litigaré, y a tus hijos yo salvaré.
Haré comer a tus opresores su propia carne, como con vino nuevo, con su sangre se embriagarán. Y sabrá todo el mundo que yo, Yahveh, soy el que te salva". El Papa Francisco advierte sobre el peligro de las personas que difaman y critican en una comunidad: “En una comunidad cristiana, la división es uno de los pecados más graves, porque la hace signo no de la obra de Dios, sino de la del diablo, el cual es por definición el que separa, que rompe las relaciones.” (Homilía, 27 de agosto, 2014).
Sin
amor se cometen cantidad de injusticias con los hombres, porque faltamos a
la verdad, porque nos dejamos llevar de la cólera, de la envidia, de la
venganza, nos convertimos en lobos para los demás “Homo homini lupus”.