Evangelio para el domingo 30 de enero 2022. Dejemos a Dios que sea Dios. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué. Afirma el santo Evangelio: °°° “Jesús comenzó a decir en la sinagoga de Nazaret: «Este pasaje de la Escritura se ha cumplido al escucharlo hoy ustedes.» y todos le manifestaban su aprobación y estaban llenos de admiración por el lenguaje de misericordia que empleaba, y comentaban: « ¿No es este el hijo de José?» (Lucas 4, 21-20).
El Maestro
siempre tiene la respuesta adecuada y benevolente a las controversias que le
presenta el ser humano: Dice el texto
sagrado: “Sin duda me aplicarán aquel dicho: Médico, cúrate a ti mismo, y me
diréis, haz también aquí, en tu patria, todo lo hemos oído decir que hiciste en
Cafarnaúm”. (Lucas 4, 23). El hijo de José y de María entra en diálogo con la
humanidad, su misión no depende de que la aprueben o no los hombres. Su
procedencia tal como la diseñó el Padre Celestial, no es estrictamente su carta
de presentación.
Es un hombre, es Dios, es quien vino a conquistar el corazón
de tantas almas injustas que han pretendido gobernar y dirigir la vida sin el
criterio del amor, la misericordia, la caridad y el derecho. ¿Cómo se puede explicar, que algunas personas
se maravillan de Dios y a la vez juzgan, la procedencia, la cultura y el ser de
los demás? ¿Por qué no nos podemos abrir
al cambio? Démosle la oportunidad a Dios que sea Dios. Lo que quiere Dios es que aprendamos a ser y
a vivir como hijos de Dios.
La caridad
debe inspirar nuestro vivir y motivar nuestro obrar. Es la consigna que nos presenta la Palabra de
Dios. El espíritu del Evangelio de Jesús es eminentemente antropológico: afirma
el escritor bíblico: “Este pasaje de la Escritura se ha cumplido al escucharlo
hoy ustedes”. Las palabras del Maestro no se quedan en el aire, no son
presupuesto de una oratoria; son palabras de vida, orden social, caridad
expresada en el amor y la hermandad. A Dios hay que aprender a descubrirlo,
para lograrlo es necesario creerle, para creerle es indispensable la sanación
de nuestro espíritu.
El Padre,
Jorge Humberto Peláez, SJ. Afirma que la Palabra de Dios no es propiedad
exclusiva de un grupo particular, sino que fue anunciada por los profetas y
llegó a su plenitud en Jesucristo, para hacer manifiesto el plan de Dios con la
humanidad. Tiene toda la razón. El Papa Francisco pide que no se descarte a las
personas, que no se les clasifique. Todo bautizado debe anunciar la Palabra de
su Señor. Cuida tu salud: La diversidad el mundo actual es un desafío para la
evangelización.