5 de enero de 2022

DIOS INSPIRA CONFIANZA, DERROTA EL TEMOR Evangelio Miércoles 5 de enero 2022

DIOS SIEMPRE INSPIRA CONFIANZA. DERROTA EL TEMOR.
Evangelio miércoles 5 de enero 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué

   “Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra. Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo.

Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Animo!, que soy yo, no temáis».” °°° (Marcos 6, 45-52). 

            El método del Maestro es educar y caminar en comunión con su gente; no podemos caminar solos, necesitamos de alguien que nos dé la mano, que nos ofrezca seguridad, que nos hable con certeza, que nos indique el camino a seguir.  Que en los momentos difíciles de la vida nos diga “ánimo, soy yo”. Una persona se convierte en discípula de su Maestro cuando escucha su Palabra y observa las obras poderosas de Jesús. Cree en el poder de la Palabra, se deja guiar por la Palabra, obedece a la Palabra, asume el sacrificio de su misión. 

            Es normal el impacto, el temor, quizás el miedo entre comillas que pueda sentir una persona ante la presencia visible de Dios en su vida. A ese tipo de temores se les pude llamar, “temor teofánico” así lo explica nuestro querido Papa emérito Benedicto XVI: Jesús sube después a la barca y el viento se calma; Juan añade que enseguida llegaron a la orilla. El detalle curioso es que entonces los discípulos se asustaron de verdad: "estaban en el colmo del estupor", dice Marcos drásticamente. ¿Por qué?

En todo caso, el miedo de los discípulos provocado inicialmente por la visión de un fantasma no aplaca todo su temor, sino que aumenta y llega a su culmen precisamente en el instante en que Jesús sube a la barca y el viento se calma repentinamente. Se trata, evidentemente, del típico temor "teofánico", el temor que invade al hombre cuando se ve ante la presencia directa de Dios. (Ratzinger Joseph, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primer parte, p. 139. 

El amor perfecto disipa el temor; en el amor no hay temor. Jesucristo nos da una clase  práctica acerca de lo que significa la confianza en Dios, nos pide que, desde lo más profundo de nuestro ser sepamos discernir al verdadero Dios.