Jesucristo restaura la vida ante el impedimento de la ley. La Buena Nueva que proclama el Salvador del mundo es novedosa y tiene autoridad. Cuando llega a anunciar el Reino de su Padre celestial, encuentra: un día sagrado, el sábado. Un lugar sagrado, la sinagoga. Una comunidad sagrada, la asamblea de Israel congregada. Dice el hermeneuta bíblico: ha llegado aquel que supera a los profetas y a todos los maestros de Israel. El Hijo del hombre es superior a las leyes sagradas, sobre todo la ley del sábado. (cfr. Éxodo 20, 1-17).
San Juan Pablo II afirmaba:
"El error y el mal deben ser condenados y combatidos constantemente;
pero el hombre que cae o se equivoca debe ser comprendido y amado. °°° Las
recriminaciones, las críticas amargas y polémicas, los lamentos sirven poco:
nosotros debemos amar nuestro tiempo y ayudar al hombre de nuestro tiempo.
(Discurso a la acción católica italiana, 30 diciembre 1978). Jesucristo
restaura la vida para el servicio. Entra a la casa de Pedro y cura a la
suegra de él. (cfr. Marcos 1, 29-39). El Maestro, acoge a los marginados, cura
a los enfermos y poseídos. Eso lo hace en el día sábado.
El Papa Francisco piensa en una Iglesia que debe enseñar y defender los valores fundamentales. sin olvidar que "el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado"; y que Jesús también dijo: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores”. Una Iglesia que educa al amor auténtico, capaz de alejar de la soledad, sin olvidar su misión de buen samaritano de la humanidad herida. (cfr. Homilía, 4 de octubre, 2015).