Las teofanías son acontecimientos en los cuales se manifiesta el poder y la presencia de Dios. El hermeneuta bíblico enseña que: La auto manifestación de Dios produce un cambio sustancial: se pasa de una tempestad a una situación de calma. El hombre reconoce el poder y la misericordia de Dios. El Papa san Juan Pablo II, afirma que los milagros de Jesús son signos salvíficos. Los milagros de Cristo, manifestación de la omnipotencia divina respecto de la creación, que se revela en su poder mesiánico sobre hombres y cosas, son, al mismo tiempo, las “señales” mediante las cuales se revela la obra divina de la salvación, la economía salvífica que con Cristo se introduce y se realiza de manera definitiva en la historia del hombre. (Catequesis, 2 de diciembre, 1987).
El testimonio da credibilidad a la autoridad. El Hijo de Dios, tiene el poder, la gloria, el testimonio y la autoridad sobre todo aquello que impida el bienestar y la salud espiritual de sus creyentes. La manera como Jesús enseña es con –Autoridad- esa es la gran fortaleza de su pedagogía. Dios envía a su Hijo a instaurar un Reino; es el Reino de la justicia, del amor, de la caridad. Como en todo Reino necesita un gobernante, alguien que indique las políticas a seguir; la misión y la visión. Alguien que presente un programa de vida, unas reglas de juego, unos mandamientos, unos sacramentos, una Iglesia, unas bienaventuranzas, etc.
Jesucristo ofrece vida eterna para todos
aquellos que respeten ese Reino y vivan el espíritu de su programa de vida. El mismo gobernante debe convencer al pueblo
de la validez de sus propuestas, lo logra porque Él mismo se convierte en el
servidor de todos, en fuente para todos, en luz para todos, en salvación para
todos. Jesús es el santo de Dios,
está investido del espíritu (cfr. Marcos 1,9-11). Él es más fuerte que el mismo
satanás, (Marcos 1,12-13). Hasta el viento y el agua le obedecen, (cfr.
Marcos 4, 41).