21 de febrero de 2023

CUARESMA, IDEAL DE LA VIDA CRISTIANA Padre, Jairo Yate Ramírez


CUARESMA
ES EL IDEAL DE LA VIDA CRISTIANA
No existe una religión sin caridad
Vivamos la Cuaresma Católica con el ayuno, la oración y la caridad fraterna
Orientador: Padre, Jairo Yate Ramírez.  Arquidiócesis de Ibagué  Año 2023
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo”. Mateo 6, 1-6. 16-18.
 
MIÉRCOLES DE CENIZA 22 de febrero
            En la cuaresma, recordamos lo que somos y donde debemos terminar nuestras vidas: “Recuerda que eres polvo y al polvo, volverás” (Génesis. 3, 19).   El Hijo de Dios nos ofrece el mejor regalo para el espíritu y para el alma: “Conviértete y cree en el Evangelio”. (Marcos 1, 15). 
 
            La Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado.
 
            Nos hará bien reflexionar sobre la exhortación de san Pablo a los Gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad hagamos el bien a todos» (Gal. 6, 9-10a).  (Papa Francisco).
 
            El Papa Francisco propone: «No nos cansemos de hacer el bien»
 
La resurrección de Cristo anima las esperanzas terrenas con la «gran esperanza» de la vida eterna e introduce ya en el tiempo presente la semilla de la salvación (cf. Benedicto XVI, Carta Encíclica. Spe Salvi, 3; 7).  No nos cansemos de orar. Jesús nos ha enseñado que es necesario «orar siempre sin desanimarse» (Lucas18,1).
 
Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa.  No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida. Que el ayuno corporal que la Iglesia nos pide en Cuaresma fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado. No nos cansemos de pedir perdón en el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, sabiendo que Dios nunca se cansa de perdonar [3]. 
 
No nos cansemos de luchar contra la concupiscencia, esa fragilidad que nos impulsa hacia el egoísmo y a toda clase de mal, y que a lo largo de los siglos ha encontrado modos distintos para hundir al hombre en el pecado (cf. Carta encíclica. Fratelli Tutti, 166).
 
No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo. Durante esta Cuaresma practiquemos la limosna, dando con alegría (cf. 2 Co 9,7). Dios, «quien provee semilla al sembrador y pan para comer» (2 Co 9,10), nos proporciona a cada uno no sólo lo que necesitamos para subsistir, sino también para que podamos ser generosos en el hacer el bien a los demás. 
 
“No podemos quedarnos parados”, decía el Papa Francisco al despedirse de Colombia el 10 de septiembre de 2017. La vida cristiana es constante movimiento, revisión de vida, nunca conformarse. Es dar la pelea todos los días por avanzar hacia el ideal que nos propone el Maestro. Aprovechemos la Cuaresma para corregir la ruta, para romper el conformismo y caminar hacia Jesús.
 

LAS TENTACIONES NOS LIMITAN PARA HACER EL BIEN Y DECIR LA VERDAD.
Domingo 26 de febrero.
           
«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para    que tu pie no tropiece con las piedras”». Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». °°° Mateo 4, 1-11.
           
            Una persona creyente debe estar muy atenta a las tentaciones. Si es un discípulo, evite la tentación de no ser plenamente leal a Dios. No se puede evangelizar con las dos caras de la moneda. el trabajo cotidiano y la lucha por lo que necesitamos para la vida no aparte nuestro corazón de Dios. Manejamos dinero, pero ¡no hagamos de él un ídolo! Jesucristo se prepara para el momento cumbre de su vida, y pide a su Padre celeste que aleje toda tentación. La propuesta es: Que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieras. (cfr. Marcos 14, 36). 
 
            El Papa Francisco enseña: “La tentación del demonio tiene tres características y nosotros debemos conocerlas para no caer en las trampas. ¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro, intenta ser comunitaria. Y al final, para tranquilizar el alma, se justifica. Crece, contagia y se justifica”.  (cfr. Homilía, 11 de abril, 2014).
 

JESUCRISTO ES VERDADERO DIOS Y VERDADERO HOMBRE Transfiguración
Domingo 5 de marzo
            Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Mateo 17, 1-9.
 
Las teofanías son medios por los cuales Dios se vale para manifestarse, para darse a conocer, para dejar una sabia enseñanza, para poner a pensar a la humanidad. Moisés vivió una edificante experiencia de Dios, cuando escuchó la revelación de quién era el Padre celestial. Dios se le manifestó en medio de la zarza: “Sácate tus sandalias, porque el lugar que pisas es tierra sagrada. Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” (cfr. Éxodo 3, 4-6).
 
Abrahán nuestro padre en la fe, a través de una manifestación de Dios, recibió el sorpresivo mensaje que su esposa Sara le regalaría un hijo. “"Dentro de un año volveré por aquí, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo" °°° (cfr. Génesis 18, 1-16). Pedro, Santiago y Juan a través de la transfiguración de Jesús pudieron contemplar la divinidad de su Maestro.
 
            El misterio de la pasión de Cristo, se puede entender desde su Transfiguración. El Papa Francisco aclara que: “Si antes de la Pasión no se nos hubiera mostrado la transfiguración con la declaración por parte de Dios, ‘Este es mi hijo amado’, la Resurrección y el misterio pascual de Jesús no habría sido fácilmente comprensible en toda su profundidad.” (cfr. Ángelus, 6 de agosto 2021
 

LA MISERICORDIA ES MÁS GRANDE QUE EL PREJUICIO
Domingo 12 de marzo
Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: Dame de beber. Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva. Juan 4, 5-15. 
 
La salvación que ofrece Dios, va en comunión con la fe de la persona, con la conversión, con el verdadero arrepentimiento, con la aceptación de la Palabra de Dios. Una mujer samaritana, encuentra su camino hacia Dios. El Maestro de Nazareth le regala la clave de la salvación: “Los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.” (Juan 4, 23). En Dios no existe diferencia, entre raza, pueblo o nación. Dios cuida su propia creación.  “Nada puede detener el poder salvador de Dios revelado en Jesucristo cuando es acogido en la fe. Ni siquiera la muerte es obstáculo, pues ella es vencida por Jesucristo, Él mismo lo anuncia: “Yo soy la resurrección y la vida.” (Juan 11, 25).   
 
            El Papa Francisco piensa que el Señor es más grande que los prejuicios, por eso no tuvo temor de detenerse con la samaritana: la misericordia es más grande que el prejuicio. ¡Esto tenemos que aprenderlo bien! La misericordia es más grande que el prejuicio, y Jesús es muy misericordioso, ¡mucho! El resultado de aquel encuentro junto al pozo fue que la mujer quedó transformada: «dejó su cántaro» (cfr. Ángelus 23 de marzo., 2014).
 

LAS PERSONAS SE SANAN
Y SE SALVAN POR SU FE.
Domingo 19 de marzo
Jesús vio al pasar a un hombre ciego de nacimiento, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). Él fue, se lavó y volvió ya viendo. Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?»  Juan 9, 1-41.  
 
¿Cuándo vamos a ubicarnos frente a un Jesús tan real, tan próximo a nosotros, tan cerca, tan nuestro? Lo haremos aceptando la luz de Dios, asumiendo una vida sacramental que se ajuste a los propósitos de Dios: “Dios no escucha fácilmente a los pecadores ciegos y necios, sino a aquellos que con el tiempo han aprendido a vivir según la voluntad de Dios.” Afirma el Salvador del mundo: "Toda planta que no ha plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. Dejadlos. Son ciegos, guías de ciegos; y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo" (Mateo 15, 13-14).
 
El apóstol san Pablo tiene dos recomendaciones para aquellos que siguen en ser obstinados de su ceguera ante la luz de Dios: “Vivan como hijos de la luz: bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. °°° busquen lo le agrada a Dios sin tomar parte en las tinieblas”. (cfr. Efesios 5, 8-14).
 
             Jesús irrumpe el medio humano con su Gracia y con su poder. Sanarse comienza a ser la presencia de Dios en la vida de un creyente. El poder de la fe es un intercomunicador con la fuerza divina. Fe y Dios forman una sintonía perfecta.  Quien sana y salva es Jesús, que su principio es la fe. el hombre cambia por su fe, la persona se realiza y se plenifica en su vida porque tiene fe.  Fe y obras son un binomio perfecto (cfr.  Santiago 2, 14-26).
 
 

JESUCRISTO ES RESURRECCIÓN, ES VIDA ETERNA
Domingo 26 de marzo.
            Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa.
Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.» Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.» Juan 1, 1-45.
 
            La vida hay que entenderla como un don y una gracia de Dios; Nosotros no nos damos la vida, es Dios quien nos la da. La recibimos como un don, se entiende desde el misterio de la fe y la resurrección del Hijo de Dios. La vida es algo más de lo que yo me la imagino, tiene una trascendencia, logra una resonancia, hay alguien que espera, hay alguien que ofrece, hay alguien que logra darle un sentido pleno.
 
            El Papa Francisco enseña que: Dios es vida y da vida, pero asume el drama de la muerte. Jesús podría haber evitado la muerte de su amigo Lázaro, pero quiso hacer suyo nuestro dolor por la muerte de nuestros seres queridos y, sobre todo, quiso mostrar el dominio de Dios sobre la muerte. (cfr. Ángelus 29 de marzo, 2020).
 
            Nuestro catecismo de la Iglesia nos enseña: La Resurrección constituye ante todo la confirmación de todo lo que Cristo hizo y enseñó. Todas las verdades, incluso las más inaccesibles al espíritu humano, encuentran su justificación si Cristo, al resucitar, ha dado la prueba definitiva de su autoridad divina según lo había prometido. "Si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe"(1 Co 15, 14). (cfr. Catecismo 651).
 
RECOMENDACIONES PARA LA  CUARESMA
Quien ayuna, elige un bien mayor
Quien ora, su alma siempre está con Dios
Quien es caritativo, recibe muchas  bendiciones
Quien se acostumbra a perdonar, tiene su alma siempre limpia
Quien es prudente, tiene buenas relaciones con los demás
Quien ama, combate el odio y el rencor