ES
EL IDEAL DE LA VIDA CRISTIANA
No existe una religión sin
caridad
Vivamos la Cuaresma
Católica con el ayuno, la oración y la caridad fraterna
Orientador: Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de
Ibagué Año 2023
MIÉRCOLES DE CENIZA 22 de febrero
En la
cuaresma, recordamos lo que somos y
donde debemos terminar nuestras vidas: “Recuerda que eres polvo y al polvo,
volverás” (Génesis. 3, 19). El Hijo de
Dios nos ofrece el mejor regalo para el espíritu y para el alma: “Conviértete y
cree en el Evangelio”. (Marcos 1, 15).
La Cuaresma
es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos
conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado.
Nos hará
bien reflexionar sobre la exhortación de san Pablo a los Gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien,
porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por
tanto, mientras tenemos la oportunidad hagamos el bien a todos» (Gal. 6,
9-10a). (Papa Francisco).
El Papa
Francisco propone: «No nos cansemos de hacer el bien»
La resurrección de Cristo anima las esperanzas terrenas con
la «gran esperanza» de la vida eterna e introduce ya en el tiempo presente la
semilla de la salvación (cf. Benedicto XVI, Carta Encíclica. Spe Salvi, 3;
7). No nos cansemos de orar. Jesús nos
ha enseñado que es necesario «orar siempre sin desanimarse» (Lucas18,1).
Necesitamos orar
porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una
ilusión peligrosa. No nos cansemos de
extirpar el mal de nuestra vida. Que el ayuno corporal que la Iglesia nos pide
en Cuaresma fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado. No nos
cansemos de pedir perdón en el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación,
sabiendo que Dios nunca se cansa de perdonar [3].
No nos cansemos de
luchar contra la concupiscencia, esa fragilidad que nos impulsa hacia el
egoísmo y a toda clase de mal, y que a lo largo de los siglos ha encontrado
modos distintos para hundir al hombre en el pecado (cf. Carta encíclica.
Fratelli Tutti, 166).
No nos cansemos de
hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo. Durante esta Cuaresma
practiquemos la limosna, dando con alegría (cf. 2 Co 9,7). Dios, «quien provee
semilla al sembrador y pan para comer» (2 Co 9,10), nos proporciona a cada uno
no sólo lo que necesitamos para subsistir, sino también para que podamos ser
generosos en el hacer el bien a los demás.
“No podemos quedarnos parados”, decía el Papa Francisco al
despedirse de Colombia el 10 de septiembre de 2017. La vida cristiana es
constante movimiento, revisión de vida, nunca conformarse. Es dar la pelea
todos los días por avanzar hacia el ideal que nos propone el Maestro.
Aprovechemos la Cuaresma para corregir la ruta, para romper el conformismo y
caminar hacia Jesús.
Domingo 26 de febrero.
«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito:
“Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”».
Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». °°°
Mateo 4, 1-11.
Una persona
creyente debe estar muy atenta a las tentaciones. Si es un discípulo, evite la
tentación de no ser plenamente leal a Dios. No se puede evangelizar con las
dos caras de la moneda. el trabajo cotidiano y la lucha por lo que
necesitamos para la vida no aparte nuestro corazón de Dios. Manejamos dinero,
pero ¡no hagamos de él un ídolo! Jesucristo se prepara para el momento cumbre
de su vida, y pide a su Padre celeste que aleje toda tentación. La propuesta
es: Que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieras. (cfr. Marcos 14,
36).
El Papa
Francisco enseña: “La tentación del demonio tiene tres características y
nosotros debemos conocerlas para no caer en las trampas. ¿Cómo hace el demonio
para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero
crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro,
intenta ser comunitaria. Y al final, para tranquilizar el alma, se justifica.
Crece, contagia y se justifica”. (cfr.
Homilía, 11 de abril, 2014).
Domingo 5 de marzo
Jesús
consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte
alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el
sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les
aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. Tomando Pedro la palabra,
dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Mateo 17, 1-9.
Las teofanías son medios por
los cuales Dios se vale para manifestarse, para darse a conocer, para dejar una
sabia enseñanza, para poner a pensar a la humanidad. Moisés vivió una
edificante experiencia de Dios, cuando escuchó la revelación de quién era el
Padre celestial. Dios se le manifestó en medio de la zarza: “Sácate tus
sandalias, porque el lugar que pisas es tierra sagrada. Yo soy el Dios de tus
padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” (cfr. Éxodo
3, 4-6).
Abrahán nuestro padre en la fe, a
través de una manifestación de Dios, recibió el sorpresivo mensaje que su
esposa Sara le regalaría un hijo. “"Dentro de un año volveré por aquí, y
para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo" °°° (cfr. Génesis 18, 1-16).
Pedro, Santiago y Juan a través de la transfiguración de Jesús pudieron
contemplar la divinidad de su Maestro.
El misterio de la pasión de
Cristo, se puede entender desde su Transfiguración. El Papa Francisco
aclara que: “Si antes de la Pasión no se nos hubiera mostrado la
transfiguración con la declaración por parte de Dios, ‘Este es mi hijo amado’,
la Resurrección y el misterio pascual de Jesús no habría sido fácilmente
comprensible en toda su profundidad.” (cfr. Ángelus, 6 de agosto 2021
Domingo 12 de marzo
Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: Dame
de beber. Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le
dice a la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que
soy una mujer samaritana? (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
Jesús le respondió: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice:
"Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua
viva. Juan 4, 5-15.
La salvación que ofrece Dios, va en comunión con la fe de
la persona, con la conversión, con el verdadero arrepentimiento, con la
aceptación de la Palabra de Dios. Una mujer samaritana, encuentra su camino
hacia Dios. El Maestro de Nazareth le regala la clave de la salvación: “Los que
quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el
Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto
deben hacerlo en espíritu y verdad.” (Juan 4, 23). En Dios no existe
diferencia, entre raza, pueblo o nación. Dios cuida su propia
creación. “Nada puede detener el poder
salvador de Dios revelado en Jesucristo cuando es acogido en la fe. Ni siquiera
la muerte es obstáculo, pues ella es vencida por Jesucristo, Él mismo lo
anuncia: “Yo soy la resurrección y la vida.” (Juan 11, 25).
El Papa
Francisco piensa que el Señor es más grande que los prejuicios, por eso
no tuvo temor de detenerse con la samaritana: la misericordia es más grande que
el prejuicio. ¡Esto tenemos que aprenderlo bien! La misericordia es más grande
que el prejuicio, y Jesús es muy misericordioso, ¡mucho! El resultado de aquel
encuentro junto al pozo fue que la mujer quedó transformada: «dejó su cántaro»
(cfr. Ángelus 23 de marzo., 2014).
Y SE SALVAN POR SU FE.
Domingo 19 de marzo
Jesús vio al pasar a un hombre ciego de nacimiento, escupió en tierra, hizo
barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego y le dijo: «Vete,
lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). Él fue, se lavó y
volvió ya viendo. Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo,
decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?» Juan 9, 1-41.
¿Cuándo vamos a ubicarnos frente a un Jesús tan real, tan próximo a
nosotros, tan cerca, tan nuestro? Lo haremos aceptando la luz de Dios,
asumiendo una vida sacramental que se ajuste a los propósitos de Dios: “Dios
no escucha fácilmente a los pecadores ciegos y necios, sino a aquellos que
con el tiempo han aprendido a vivir según la voluntad de Dios.” Afirma el
Salvador del mundo: "Toda planta que no ha plantado mi Padre celestial
será arrancada de raíz. Dejadlos. Son ciegos, guías de ciegos; y si un ciego
guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo" (Mateo 15, 13-14).
El apóstol san Pablo tiene dos recomendaciones para aquellos que siguen en
ser obstinados de su ceguera ante la luz de Dios: “Vivan como hijos de la
luz: bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. °°° busquen lo le
agrada a Dios sin tomar parte en las tinieblas”. (cfr. Efesios 5, 8-14).
Jesús irrumpe el medio humano con su Gracia y
con su poder. Sanarse comienza a ser la presencia de Dios en la vida de un
creyente. El poder de la fe es un intercomunicador con la fuerza divina. Fe y
Dios forman una sintonía perfecta. Quien sana y salva es Jesús, que su
principio es la fe. el hombre cambia por su fe, la persona se realiza y se
plenifica en su vida porque tiene fe. Fe
y obras son un binomio perfecto (cfr.
Santiago 2, 14-26).
Domingo
26 de marzo.
Cuando
Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de
que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa.
Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si
hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo
que pidas a Dios, Dios te lo concederá.» Jesús le dijo: «Tu hermano
resucitará.» Juan 1, 1-45.
La
vida hay que entenderla como un don y una gracia de Dios; Nosotros no nos damos
la vida, es Dios quien nos la da. La recibimos como un don, se entiende desde
el misterio de la fe y la resurrección del Hijo de Dios. La vida es algo más de
lo que yo me la imagino, tiene una trascendencia, logra una resonancia, hay
alguien que espera, hay alguien que ofrece, hay alguien que logra darle un
sentido pleno.
El
Papa Francisco enseña que: Dios es vida y da vida, pero asume el drama de la
muerte. Jesús podría haber evitado la muerte de su amigo Lázaro, pero quiso
hacer suyo nuestro dolor por la muerte de nuestros seres queridos y, sobre
todo, quiso mostrar el dominio de Dios sobre la muerte. (cfr. Ángelus 29 de
marzo, 2020).
Nuestro
catecismo de la Iglesia nos enseña: La Resurrección constituye ante todo la
confirmación de todo lo que Cristo hizo y enseñó. Todas las verdades, incluso
las más inaccesibles al espíritu humano, encuentran su justificación si Cristo,
al resucitar, ha dado la prueba definitiva de su autoridad divina según lo
había prometido. "Si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana
también vuestra fe"(1 Co 15, 14). (cfr. Catecismo 651).
RECOMENDACIONES PARA LA CUARESMA
Quien ayuna, elige un bien mayor
Quien ora, su alma siempre está
con Dios
Quien es caritativo, recibe
muchas bendiciones
Quien se acostumbra a perdonar,
tiene su alma siempre limpia
Quien es prudente, tiene buenas
relaciones con los demás
Quien ama, combate el odio y el rencor