20 de agosto de 2025

DIOS NO EXCLUYE Evangelio jueves 21 de agosto 2025


DIOS NO EXCLUYE A NINGUNA PERSONA
                       
Evangelio jueves 21 de agosto 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir.Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: "Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda." Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron.
 
Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. Entonces dice a sus siervos: "La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda." Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales.” °°° Mateo 22, 1-14.
 
            Dios no excluye a ninguna persona. Todos están invitados a participar de su Reino propuesto por el Padre celestial y llevado a cabo por su Hijo Jesucristo. La manera de pensar del Hijo de Dios es ofrecer la oportunidad a todos los que deseen entrar en su Reino. El director del Reino no exige ninguna compensación, solo que la persona desee vivir según las directrices del Reino de Dios.
 
            Aprendemos tres características divinas para ofrecer el Reino a todos aquellos que deseen cambiar su manera de pensar y su manera de actuar. Es un Reino abierto, libre y voluntario. Esa es la primera característica. El mismo Dios propone grandes bondades y cambios sustanciales en la personas, pero muchos invitados no quisieron llegar al banquete. Las razones pueden ser diversas: No están interesados, están demasiado ocupados, tienen su corazón mas en los asuntos del mundo terrenal y menos en el cielo.
 
            La segunda características es la no exclusión. No existe la posibilidad que exista en la mente de Dios la clasificación de las personas. Para Dios todos somos importantes, somos iguales, todos merecemos que se respeten los derechos y cumplamos con nuestros deberes. Dios no excluye a nadie; quiere que todos nos salvemos y seamos felices junto a Él.
 
 No existe un pecado tan grave que Dios no pueda perdonar; la generosidad de Dios no tiene límites. Precisamente envió a su Hijo para anunciar la buena noticia de la salvación a los que estaban más alejados y con historias personales más complicadas. (cfr. Lucas 6, 17. 20-26). 
 
            La tercera característica es la universalidad. La salvación que ofrece Dios no tiene fronteras. Él es el único Redentor, e invita a todos al banquete de la vida inmortal. Pero con una sola condición, igual para todos: la de esforzarse por seguirlo e imitarlo, tomando sobre sí, como hizo él, la propia cruz. (cfr. Benedicto XVI, Homilía, 26 de agosto, 2007).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ    
https://youtu.be/rAS6lZEYgAo