SOMOS LOS ENVIADOS DE DIOS Servimos en nombre de Dios Evangelio martes 9 de septiembre 2025 Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús se retiró
a la montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a
los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de
Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás,
Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago y
Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus
discípulos y una muchedumbre que había llegad o
de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para
escucharlo y hacerse sanar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados
por espíritus impuros quedaban sanos; y toda la gente quería tocarlo, porque
salía de Él una fuerza que sanaba a todos.” Lucas 6, 12-19
La oración es base y fundamento
para las grandes decisiones en la vida. La oración nos permite saber lo que nos
recomienda el Espíritu Santo y no tanto nuestra razón. El Salvador del
mundo recurre a la oración para decidir quiénes van a ser sus valiosos
representantes. La Escritura nos cuenta que el Maestro pasó toda la noche en
oración. (Perseverancia) Muy de madrugada bajó a la llanura. (Sacrificio) Tomó
la decisión. (Se hizo la voluntad de Dios). A sus seguidores los llamó
apóstoles.
Un apóstol en su esencia es un
enviado de Dios. Si un apóstol desea tener éxito en su misión no debe
abandonar su condición de ser un enviado. Es un mensajero, es algo así como un
embajador de Cristo. Debe representar dignamente a su Maestro, teniendo los
mismos sentimientos de Aquel que lo envió.
El Papa Francisco define muy bien
el ser de un apóstol y advierte de los peligros cuando se cambia la esencia del
enviado. Dice el santo Padre: todos los bautizados están llamados a ser
apóstoles y que esta misión "no debe dar lugar, dentro del cuerpo
eclesial, a categorías privilegiadas; ni puede servir de pretexto a formas de
desigualdad". La vocación cristiana no es una promoción para ir hacia
arriba, ¡no! Es otra cosa.
La vocación que
Jesús da, a todos —también a aquellos que parecen estar en lugares más altos—
es el servicio, servir a los otros, humillarte. Si tú encuentras una persona
que en la Iglesia tiene una vocación más alta y tú la ves vanidosa, tú dirás:
“Pobrecillo”; reza por él porque no ha entendido qué es la vocación de Dios. La
vocación de Dios es adoración al Padre, amor a la comunidad y servicio.
Esto es ser apóstoles, este es el testimonio de los apóstoles. (cfr. Audiencia,
15 de marzo, 2023).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ
https://youtu.be/2HnjhHQ8cxE
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