Evangelio miércoles 29 de enero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar.
Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al borde del camino, y vinieron los
pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno rocoso, donde no había
mucha tierra, y brotó enseguida porque la tierra era poco profunda; pero cuando
salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó.
Otra cayó entre las espinas; éstas
crecieron, la sofocaron, y no dio fruto. Otros granos cayeron en buena tierra y
dieron fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya
el sesenta, ya el ciento por uno”. Y decía: “¡El que tenga oídos para oír, que
oiga!” °°° Marcos 4, 1-20.
El
método de Dios es Anunciar. La respuesta del ser humano debería ser:
Escuchar, Meditar, y hospedar la Palabra en el corazón. No todos están
disponibles para detener el tiempo un momento y aprender mucho del mensaje de
salvación. Anunciar es el método de ir regando la semilla, preparando el
corazón, disponiendo la voluntad, afirmando lo que puede suceder ante la
aceptación de aquello que se está anunciando.
La
misión de anunciar la Palabra, de vivir la Palabra, de defender la Palabra, de
sembrar la Palabra, no es nada fácil. No es un secreto comprender que la buena
vivencia de la religión tiene variadas consecuencias, exige fuertes
sacrificios, demanda mucho tiempo, derrama muchas lágrimas, cuesta mucho es
toda una odisea, cuando se vive con alma, vida y corazón. Un solo sí que se le da a Dios embarga todo
un compromiso vital, implicar hablar de testimonio, trabajo, dedicación,
emprendimiento, constancia, decisión.
Cuando
una persona logra escuchar y obedecer la Palabra de Dios, encuentra todas las
gracias y bondades que ofrece Dios: “Escucha y obedece mis palabras.
Tendrás una larga vida. Yo te llevo por el camino de la sabiduría, por las
sendas de la rectitud.” (Proverbios 4, 10).
El
Papa Francisco enseña que la Palabra de Dios se debe recibir según el Espíritu
Santo de Dios quien las escribió: ““Cada día Dios pasa y siembra una
semilla. No sabemos si hoy encontrará tierra seca, zarzas o buena tierra para crecer.
Depende de nosotros.
El creyente
no busca en las Sagradas Escrituras apoyo para su propia visión filosófica o
moral. Sabe que fueron escritas en el Espíritu Santo, y que es en este Espíritu
donde deben ser recibidas y comprendidas”. (cfr. Audiencia, 27 de enero, 2021).
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