Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús vio
una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin
pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus
discípulos se acercaron y le dijeron: “Éste es un lugar desierto, y ya es muy
tarde. Despide a la gente, para que vaya a los campos y poblaciones cercanos a
comprar algo para comer”.
Él respondió: “Denles de comer
ustedes mismos”. Ellos le dijeron: “¿Tendríamos que ir a comprar doscientos
denarios de pan para dar de comer a todos?”
Jesús preguntó: “¿Cuántos panes
tienen ustedes? Vayan a ver”. Después de averiguarlo, dijeron: “Cinco panes y
dos pescados”. Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la
hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.
Entonces Él tomó los cinco panes y
los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición,
partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los
distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente. Todos comieron
hasta saciarse” Marcos 6, 34-44.
El
Hijo de Dios prepara y forma a los futuros comunicadores de su Palabra, a sus
representantes, a todos aquellos que deseen ser discípulos misioneros. Un
punto fundamental en la Cátedra del Nazareno es el servicio. ¿Cómo poder
servirle a los demás? Sin que haya personas a toda prisa corriendo.
Personas
que no tienen tiempo para los demás. Personas que no se les ocurre suplir las
necesidades de los demás. Personas que gocen de un buen sentido común. Esta es una buena respuesta. El servicio se
logra como virtud y como gracia de Dios a través de ejercitar el sentido común.
Jesucristo
despierta el espíritu de sus misioneros diciéndoles “Denle ustedes de comer”.
Todo servicio funciona siempre que haya un buen deseo para hacerlo. Con la
ayuda de Dios todo es posible. Dice la Escritura “Todos comieron hasta
saciarse”. Claves para servir bien a los demás: Tener sentido común, confiar en
la bondad y en la misericordia de Dios, estar convencidos de que Dios necesita
servidores en su Iglesia.
Todos
sabemos que el servicio es un valor, es una gracia divina, es una vocación.
Cuando el servicio no contiene estas categorías, es complicado encontrar buenos
servidores de Dios en el mundo. El Hijo de Dios recomienda: Si alguno quiere
ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” (Marcos 9,
35). Si alguien me quiere servir, que me siga. (cfr. Juan 12, 26.) El mundo
funciona como un equipo, todos necesitamos servicios.
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