26 de enero de 2025

LA DIVISIÓN CAUSA DE MUCHOS MALES Evangelio lunes 27 de enero 2025


LA DIVISIÓN CAUSA DE MUCHOS MALES
Evangelio lunes 27 de enero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Belzebú» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios». Jesucristo, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir.
 
            Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa.
 
            Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón.” °°° Marcos 3, 22-30.
 
            El pecado de la división, la envida y no reconocer a los demás sus talentos, no son recomendables para cumplir con nuestra misión. Si no existe la posibilidad de la unidad en la fe, en el apostolado, en la vida apostólica, nunca lograremos derrotar al príncipe de la división. Desafortunadamente una persona cuando desea anunciar la verdad, practica la justicia, decir lo correcto, provoca división en la sociedad.
 
            No todos están de acuerdo con los mensajes claros y evidentes. El Hijo de Dios con el anuncio de su Buena Nueva, tocó la parte débil de la sociedad y se creó una división. Al Nazareno lo entendemos como un signo de contradicción. (Lucas 2, 34). El mismo Jesús advierte: “Llegará un momento en que ustedes estarán divididos”. (cfr. Lucas 12, 53). 
 
El Papa Francisco enseña que: La palabra del Señor, ayer como hoy, provoca siempre una división: la Palabra de Dios divide, ¡siempre! Provoca una división entre quien la acoge y quien la rechaza. °°° La palabra de Cristo es poderosa: no tiene el poder del mundo, sino el de Dios, que es fuerte en la humildad, también en la debilidad. Su poder es el del amor: este es el poder de la Palabra de Dios. Un amor que no conoce confines, un amor que nos hace amar a los demás antes que a nosotros mismos. (cfr. Homilía, 21 de marzo, 2015, Nápoles).
 
            El apóstol san Pablo advierte los peligros del pecado de la división entre las personas. Dice el santo: “les ruego que tengan cuidado con esa gente que va provocando divisiones y dificultades, saliéndose de la doctrina que han aprendido. Aléjense de ellos. Esas personas no sirven a Cristo, nuestro Señor, sino a sus propios estómagos, engañando a los ingenuos con palabras bonitas y piadosas.” (Romanos 16, 17-19).
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