Evangelio sábado 25 de enero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Estas son las señales que
acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en
lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les
hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.” Marcos
16, 15-18.
El
Hijo de Dios necesita mensajeros de su Palabra, comunicadores de su bondad y
misericordia, ejemplo de la grandeza de su ser. Su llamado es universal. En
todo momento, en todo lugar, en toda circunstancia, en toda ocasión. Un
cristiano debe ser una persona que irradie mucha energía a los demás, alguien
de testimonio, un creyente que convence con la fuerza de su corazón, con la
amplitud de sus sentimientos, con la nobleza de sus ideas. Alguien que pone al
servicio los talentos que el creador da a sus representantes.
San Pablo VI, Papa, insistía en que:
La Evangelización constituye la misión esencial
de la Iglesia: La
gracia y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda, existe
para evangelizar (Evangelii Nuntiandi, 14) Jesucristo insistió al primer grupo
de evangelizadores que centraran su atención en Anunciar el Evangelio. Para
poder cumplir con esa misión es oportuno conocer la Palabra y vivir de acuerdo
al mandato de la Palabra.
Un
buen evangelizador debe: cumplir en su propia vida lo que predica. Es
alguien que permite la acción del Espíritu Santo en su vida personal. Una persona de oración diaria. Una persona que lleva una vida sacramental. Alguien que está dispuesto a superar los
obstáculos. Una persona madura en la fe. Actúa
como una persona de fe.
Una persona abierta a
la obediencia a sus pastores. Alguien que
transmite el mensaje con amor fraternal.
El
Papa Francisco insiste en que Anunciar del Evangelio, es predicarlo a través
del Espíritu Santo. Confiando en su poder. Existen dos elementos que
caracterizan la predicación: el
Evangelio, que es su contenido, y el Espíritu Santo, que es el medio.
En cuanto
al contenido, hay que recordar que la predicación de Jesús y la de los
Apóstoles incluye también «todos los deberes morales que se desprenden del
Evangelio, empezando por los Diez Mandamientos y terminando por el mandamiento
“nuevo” del amor», pero es la obra de Cristo el corazón del anuncio. (cfr.
Audiencia, 4 de diciembre, 2024).
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