Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Él les respondió:
"¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros
se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo
del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la
ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?".
Y agregó: "El sábado ha sido
hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del
hombre es dueño también del sábado". Marcos 2, 23-28.
La
manera poco ortodoxa de entender y vivir la fe. La ley y el espíritu de la ley.
La sabiduría de Dios se impone notablemente ante los grandes razonamientos de
la inteligencia humana. “El hijo del hombre es dueño del sábado”. En tiempos de
Jeroboam II rey de Israel, Dios envió a un sencillo campesino, pastor y
cultivador.
Es el
profeta Amós que denuncia el mal y la
errada equivocación como se vive la religión. Es el profeta de la justicia
social. Es el profeta que denuncia la doble cara como vivían la religión en su
tiempo.
Les
dice el enviado de Dios. “Esperan a que pase el sábado para cometer toda clase
de engaños contra el pueblo pobre y necesitado”. “Con impaciencia esperáis
que termine la fiesta de la luna nueva para vender vuestro trigo, y no veis el
momento de que pase el sábado para abrir los almacenes.
Disminuís
la cantidad y aumentáis el precio, usáis balanzas falseadas, y vendéis hasta el
desecho del trigo.” (Amós 8, 4-7). La pregunta sería, ¿dónde queda la ley del
sábado.?
Teológicamente es cierto que el día
sábado tiene una connotación especial, es el día para santificarlo, para
descansar. (cfr. Éxodo 20, 8-10). La filosofía y la sabiduría popular enseñan
que “Todo extremo es malo”. El Hijo de
Dios quiere enseñarnos que la religión no se vive al extremo, lastima a los
demás, juzga demasiado rápido al otro, comete demasiadas injusticias.
Jesucristo
piensa más en la compasión con los demás y pregunta: “Es lícito en sábado hacer
el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla” (Marcos 3, 4). También
recuerda: El sábado es el día del Señor de las misericordias y del honor de
Dios (cfr Mateo 12, 5). “El Hijo del hombre es Señor del sábado” (Marcos 2,
28).
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