Evangelio miércoles 22 de enero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Y les dice: «¿Es lícito en sábado
hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos
callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón,
dice al hombre: Extiende la mano».
Él la extendió y quedó restablecida
su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos
contra él para ver cómo eliminarle.” Marcos 3, 1-6
Jesucristo nos quiere sanar del mal.
¿De qué mal se trata? Existen, el mal del alma, el mal del cuerpo, el mal de
una equivocada conciencia. Dios nos
puede sanar de muchos males, La diferencia estaría en la actitud de cada
persona. Cuando una persona desea sanarse en su cuerpo, basta decirle a
Dios: “Si creo, si lo quiero, sé que usted puede hacerlo”.
Si una
persona se quiere sanar, de ser y vivir extremo la religión, pensaría y tomaría
una decisión pensando en la recomendación del Nazareno: “Es lícito hacer el
bien o el mal; salvar o destruir”. Nos
podemos sanar encontrando el punto de equilibrio.
El
verdadero culto a Dios exige el esfuerzo, el sacrificio, la entrega y la
generosidad nuestra. No es una competencia. No se trata de quien sea más
legalista. Sólo el corazón limpio
produce limpias palabras. Sólo la persona que ha logrado sanarse
espiritualmente puede comprender que tiene mucho por dar en esta vida.
Quien desee
vivir sanamente su religión, contestará la inquietud del Salvador del mundo:
“Para qué me dicen Señor, Señor, y no hacen lo que les digo”. (Lucas 6, 46).
El
Papa Francisco nos enseña que Jesucristo sana y salva a todas las personas, a
la persona integral. Jesucristo no está pendiente si se puede hacer el bien
o no se puede el día sábado, sino que su amor y sus sentimientos están
centrados en sanar a quien lo necesite y
en el momento en que lo necesite. “Jesús ha sanado a enfermos de todo tipo
(cfr. Mateo 9, 35), ha dado la vista a los ciegos, la palabra a los mudos, el
oído a los sordos.
Y cuando
sanaba las enfermedades y las dolencias físicas, sanaba. (cfr. Catecismo de la
Iglesia Católica, 1421). Jesús, renueva
y reconcilia a cada criatura (cfr. 2 Corintios 5, 17), nos regala los dones
necesarios para amar y sanar como Él sabe hacerlo (cfr. Lucas 10, 1-9), para
cuidar de todos sin distinción de raza, lengua o nación.” (cfr. Audiencia, 30
de septiembre, 2020).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN
HAZ CLICK AQUÍ