Autor:
Padre Mario García Isaza, c.m. Formador Seminario Mayor, Arquidiócesis de
Ibagué. magarisaz@hotmail.com
Esta
mañana, al propalar la información, el director del noticiero de RCN, señor
Juan Lozano, se despachó con un largo comentario, al que hacían coro vocinglero
varias periodistas de su mesa de trabajo, que me causó pena y desconcierto, y que
tengo que calificar, al menos, de
superficial, injusto, y muy dañino.
Me extrañó esa crítica en labios de quien es,
de ordinario, serio, mesurado y responsable, tanto en su programa radial como en sus columnas
escritas. Y me dolió la forma en que le hacía eco, con tonalidad como de
jolgorio, a las frívolas glosas que, según él, le estaban lloviendo de muchos
radioescuchas, y que se expresaban acerca del Sumo Pontífice con una ligereza
imperdonable. Y voy al grano.
En síntesis, Lozano y sus contertulios
afirmaban que el Papa Francisco no ha hecho nada importante y significativo durante su pontificado; que no se
ha ocupado de manera profunda de ninguno de los temas que importan al mundo de
hoy; que todo su magisterio se ha reducido a sensiblerías sobre el sufrimiento
de los pobres; que no le deja al mundo y a la Iglesia ninguna acción o
enseñanza que de verdad signifiquen una postura innovadora y luminosa frente a
los problemas de nuestra época.
Palabras
más, palabras menos, esto nos espetaba alguna de las indiscretas periodistas
del programa:” Qué ha hecho el Papa
Francisco, fuera de sus frases manidas sobre los pobres y los ricos? ¿Qué
ha dicho sobre la inteligencia artificial, o sobre el cambio climático, o sobre
las guerras de Ucranio e Israel?”
Y don Juan Lozano afirmaba, ¡vaya atrevimiento!
– que el Papa Francisco era el principal culpable de que hoy, por desgracia, Colombia tenga un
presidente tan nefasto como el que nos desgobierna; según él, Francisco fue el
principal elector de Petro, para infortunio de Colombia. ¡Vaya, vaya!
He dicho
que ese pasaje del noticiero de hoy en RCN fue superficial, injusto y dañino, y
lo reafirmo. Superficial, porque no se detuvo, como hubiese sido del caso al
tratarse de alguien tan digno de consideración como el Papa, en un análisis a
fondo de sus actuaciones y sus enseñanzas; que, si lo hubiese hecho, no habría
soltado ni aceptado los temerarios juicios que hizo o aprobó.
Injusto, profundamente injusto, porque no
es verdad, ni muchísimo menos, que el Santo Padre Francisco no se haya ocupado,
y por cierto con gran profundidad, aunque en un lenguaje sencillo y evangélico,
de los graves y acuciantes problemas y realidades que enfrenta hoy la
humanidad.
Quien afirme, como lo hicieron, lo contrario,
no se ha asomado a documentos como “Evangelii Gaudium”, que le ofrece al mundo
la propuesta novedosa del Evangelio frente a las incertidumbres del mundo actual,
y proyecta la luz de la revelación y de la doctrina católica sobre los desafío
que hoy se nos plantean, sobre la dimensión social del Evangelio, sobre las
exigencias perentorias del auténtico bien común; o “Laudato Si” y “Querida Amazonia”, que
aportan doctrina y reflexiones mucho más profundas y serias que cualquier otro
documento acerca de los problemas
globales que retan hoy a la humanidad en relación con la naturaleza y el
cosmos;
o “Fratelli tutti”, “Amoris Laetitia” y
“Misericordia et misera”, que en un lenguaje hondamente pastoral y evangélico
le trazan al hombre de hoy el camino del amor, de la justicia, de la misericordia y del reconocimiento de la
dignidad de todo ser humano como el
único camino real para salvarnos de la
deshumanización que se encarna en la violencia, en las guerras y en fenómenos tan dolorosos como el de millones
de emigrantes, o de la pérdida de los valores morales y sociales que le dan
firmeza a nuestra civilización;
o “Lumen fidei”, que en un agudísimo análisis
le muestra al hombre de hoy cómo la Fe no es antigualla de museo, sino la
luz que ayuda a responder a los más acuciantes interrogantes de hoy y de
siempre; o “Christus vivit”, en que el Papa les propone a los jóvenes el horizonte fascinante del Evangelio, del
espíritu y del amor, frente a las propuestas deshumanizantes del placer, del
dinero y del materialismo estéril;
o….
Podríamos enumerar muchos otros documentos que forman el fulgente magisterio
del Papa Francisco. Y eso sin hablar de sus acciones, de las medidas que ha
tomado para renovar la Iglesia, para desterrar de ella corruptelas y pecados que
la entristecen y la desdibujan; para
abrirles en ella espacios de acción y apostolado a la mujer y a los laicos en general; para ayudarnos a ser una iglesia en salida, la verdadera Iglesia
de Jesucristo, de puertas abiertas y en la que todos,
¡sí, todos!, cabemos y somos acogidos; o de su postura
-con frecuencia mal interpretada o ladinamente tergiversada – frente a aberraciones morales como el aborto, la eutanasia, la manipulación genética de la vida humana, la ideología de
género, la homosexualidad, la desfiguración de la familia, el desconocimiento
de la ley natural…
¿Pensará o querrá el señor Lozano, como tantos
despistados, que el Sumo Pontífice cambie la doctrina de la Iglesia en materias
como esas?... Pues
sepa que no lo hará, pese a todas las griterías; que, simplemente, no puede hacerlo.
Y muy
dañino, el comentario de hoy en el noticiero de la mañana de RCN. Porque muchas
personas sencillas, sin las herramientas, los conocimientos y las posibilidades
de cribar lo que escuchan, seguramente experimentan desconcierto en lo que
creen y conocen acerca del Papa; porque la imagen y los sentimientos que
abrigamos los católicos acerca del Sumo Pastor de la Iglesia se ven lastimados
por comentarios tan ligeros a irreflexivos.
No me ocupo
de la estrafalaria afirmación del señor Lozano cuando presenta al Sumo
Pontífice como el más eficaz elector del nefasto presidente que hoy sufrimos; es
una afirmación tan deleznable, que da grima; esa es la forma como algunos
periodistas leen acontecimientos como, por ejemplo, una infortunada entrevista
en el Vaticano, y les atribuyen intenciones y alcances que nunca tuvieron.
Sigo orando
por el Santo Padre, e invito a hacerlo; sigo pidiéndole al Señor que lo
conserve y continúe asistiéndolo en el abnegado desempeño de su tarea de Pastor
universal de la grey.