16 de enero de 2025

SUPERFICIAL, INJUSTO Y DAÑIÑO Padre Mario García.


16 de enero 2025. SUPERFICIAL, INJUSTO Y DAÑINO….
Autor: Padre Mario García Isaza, c.m. Formador Seminario Mayor, Arquidiócesis de Ibagué. magarisaz@hotmail.com  
Que el Papa Francisco sufrió una caída, y se lastimó su brazo izquierdo, informan hoy los medios de comunicación; y los católicos recibimos la noticia con preocupación, y oramos por el santo Padre.
Esta mañana, al propalar la información, el director del noticiero de RCN, señor Juan Lozano, se despachó con un largo comentario, al que hacían coro vocinglero varias periodistas de su mesa de trabajo, que me causó pena y desconcierto, y que tengo que calificar, al menos, de superficial, injusto, y muy dañino.
 
Me extrañó esa crítica en labios de quien es, de ordinario, serio, mesurado y responsable, tanto en su programa radial como en sus columnas escritas. Y me dolió la forma en que le hacía eco, con tonalidad como de jolgorio, a las frívolas glosas que, según él, le estaban lloviendo de muchos radioescuchas, y que se expresaban acerca del Sumo Pontífice con una ligereza imperdonable. Y voy al grano.
 
En síntesis, Lozano y sus contertulios afirmaban que el Papa Francisco no ha hecho nada importante y significativo durante su pontificado; que no se ha ocupado de manera profunda de ninguno de los temas que importan al mundo de hoy; que todo su magisterio se ha reducido a sensiblerías sobre el sufrimiento de los pobres; que no le deja al mundo y a la Iglesia ninguna acción o enseñanza que de verdad signifiquen una postura innovadora y luminosa frente a los problemas de nuestra época.
 
Palabras más, palabras menos, esto nos espetaba alguna de las indiscretas periodistas del programa:” Qué ha hecho el Papa Francisco, fuera de sus frases manidas sobre los pobres y los ricos? ¿Qué ha dicho sobre la inteligencia artificial, o sobre el cambio climático, o sobre las guerras de Ucranio e Israel?”
Y don Juan Lozano afirmaba, ¡vaya atrevimiento! – que el Papa Francisco era el principal culpable de que hoy, por desgracia, Colombia tenga un presidente tan nefasto como el que nos desgobierna; según él, Francisco fue el principal elector de Petro, para infortunio de Colombia. ¡Vaya, vaya!
 
He dicho que ese pasaje del noticiero de hoy en RCN fue superficial, injusto y dañino, y lo reafirmo. Superficial, porque no se detuvo, como hubiese sido del caso al tratarse de alguien tan digno de consideración como el Papa, en un análisis a fondo de sus actuaciones y sus enseñanzas; que, si lo hubiese hecho, no habría soltado ni aceptado los temerarios juicios que hizo o aprobó. 

Injusto, profundamente injusto, porque no es verdad, ni muchísimo menos, que el Santo Padre Francisco no se haya ocupado, y por cierto con gran profundidad, aunque en un lenguaje sencillo y evangélico, de los graves y acuciantes problemas y realidades que enfrenta hoy la humanidad.

Quien afirme, como lo hicieron, lo contrario, no se ha asomado a documentos como “Evangelii Gaudium”, que le ofrece al mundo la propuesta novedosa del Evangelio frente a las incertidumbres del mundo actual, y proyecta la luz de la revelación y de la doctrina católica sobre los desafío que hoy se nos plantean, sobre la dimensión social del Evangelio, sobre las exigencias perentorias del auténtico bien común;  o “Laudato Si” y “Querida Amazonia”, que aportan doctrina y reflexiones mucho más profundas y serias que cualquier otro documento acerca  de los problemas globales que retan hoy a la humanidad en relación con la naturaleza y el cosmos;
 
o “Fratelli tutti”, “Amoris Laetitia” y “Misericordia et misera”, que en un lenguaje hondamente pastoral y evangélico le trazan al hombre de hoy el camino del amor, de la justicia,  de la misericordia y del reconocimiento de la dignidad de todo ser humano  como el único camino real para  salvarnos de la deshumanización que se encarna en la violencia, en las guerras y en  fenómenos tan dolorosos como el de millones de emigrantes, o de la pérdida de los valores morales y sociales que le dan firmeza a nuestra civilización;
 
o “Lumen fidei”, que en un agudísimo análisis le muestra al hombre de hoy cómo la Fe no es antigualla de museo, sino la luz que ayuda a responder a los más acuciantes interrogantes de hoy y de siempre; o “Christus vivit”, en que el Papa les propone a los jóvenes   el horizonte fascinante del Evangelio, del espíritu y del amor, frente a las propuestas deshumanizantes del placer, del dinero y del materialismo estéril;
 
o…. Podríamos enumerar muchos otros documentos que forman el fulgente magisterio del Papa Francisco. Y eso sin hablar de sus acciones, de las medidas que ha tomado para renovar la Iglesia, para desterrar de ella corruptelas y pecados que la entristecen y  la desdibujan; para abrirles en ella espacios de acción y apostolado  a la mujer y a los laicos en general; para ayudarnos a ser  una iglesia en salida, la verdadera Iglesia de Jesucristo, de puertas abiertas y en la que todos, 

¡sí, todos!,  cabemos y somos acogidos; o de su postura -con frecuencia mal interpretada o ladinamente tergiversada – frente a  aberraciones morales como el aborto, la  eutanasia, la manipulación  genética de la vida humana, la ideología de género, la homosexualidad, la desfiguración de la familia, el desconocimiento de la ley natural…
 
¿Pensará o querrá el señor Lozano, como tantos despistados, que el Sumo Pontífice cambie la doctrina de la Iglesia en materias como esas?... Pues sepa que no lo hará, pese a todas las griterías; que, simplemente,  no puede hacerlo.
Y muy dañino, el comentario de hoy en el noticiero de la mañana de RCN. Porque muchas personas sencillas, sin las herramientas, los conocimientos y las posibilidades de cribar lo que escuchan, seguramente experimentan desconcierto en lo que creen y conocen acerca del Papa; porque la imagen y los sentimientos que abrigamos los católicos acerca del Sumo Pastor de la Iglesia se ven lastimados por comentarios tan ligeros a irreflexivos.
 
No me ocupo de la estrafalaria afirmación del señor Lozano cuando presenta al Sumo Pontífice como el más eficaz elector del nefasto presidente que hoy sufrimos; es una afirmación tan deleznable, que da grima; esa es la forma como algunos periodistas leen acontecimientos como, por ejemplo, una infortunada entrevista en el Vaticano, y les atribuyen intenciones y alcances que nunca tuvieron.

Sigo orando por el Santo Padre, e invito a hacerlo; sigo pidiéndole al Señor que lo conserve y continúe asistiéndolo en el abnegado desempeño de su tarea de Pastor universal de la grey.