16 de enero de 2025

EL PERDÓN PRODUCE SANACIÓN Evangelio viernes 17 de enero 2025


EL PERDÓN PRODUCE SANACIÓN                               
Evangelio viernes 17 de enero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Entró de nuevo Jesús en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la Palabra. Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro.
 Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».
 
            Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "¿Levántate, toma tu camilla y anda?" Marcos 2, 1-12.
 
            El apóstol san Pablo tiene la razón cuando afirma que en la vida de Jesucristo todo es un “Si”. No existe la posibilidad de que Dios cambie de opinión. (cfr. II Corintios 1, 18). El Hijo de Dios ha venido a salvar, a perdonar, a levantar, a devolver la dignidad, a ofrecer caminos de superación. Mientras los escribas o quienes se creen buenos intérpretes de la ley no aceptan que alguien perdone pecados. El Hijo de Dios enseña perdón y sanación como complementarios.  El profeta enseña que Dios siempre enseña algo nuevo. (Isaías 43, 18).
 
            Cristo trabajó pacientemente con todo tipo de personas, con aquellas que eran consideradas problema para la sociedad. Nos enseñó el arte de amar, de hacer el bien, de practicar la justicia. El mismo Jesús propone quitarnos la máscara de lo social y a descubrir que la felicidad no está en los aplausos de la multitud, ni en el ejercicio del poder, ni siquiera en el ininteligible concepto de la ley.   La sanación es una gracia que se convierte en perdón.
 
            Lo que no permite la realización de la sanación integral de una persona es el pecado, la limitación propia del hombre para recibir la gracia de Dios, el impedimento de nuestra falta de reconocimiento del mal que el pecado causa en nuestro corazón y definitivamente en la vida. En Jesucristo se impone la misericordia ante el ser humano.
 
Dios es lento a la ira y abundante en misericordia. (Números 14, 18). La misericordia de Dios es fiel para todas las generaciones. (Salmo 100). Con la misericordia y la verdad se expían las culpas. (Proverbios 16, 6). Dios quiere misericordia, no tanto sacrificios. (Mateo 12, 7).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ