31 de enero de 2025

EL PODER DE DIOS LIBERA AL SER HUMANO Evangelio sábado 1 de febrero 2025


EL PODER DE DIOS LIBERA AL SER HUMANO
Evangelio sábado 1 de febrero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Al atardecer, les dice: Pasemos a la otra orilla. Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; e iban otras barcas con él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal.
 
            Le despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te importa que perezcamos? Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! El viento se calmó      y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?
            Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?” Marcos 4, 35-41.
 
            El Hijo de Dios tiene la respuesta a todas las circunstancias, momentos difíciles, temores y miedos del ser humano. ¿Cómo enfrentar los momentos difíciles? La respuesta puede ser, teniendo más confianza en Dios. Dejándose guiar por el Espíritu de Dios. Dejar a Dios ser Dios. Uno de los cinco libros sapienciales en la Sagrada Escritura, propone el ideal de la perfección humana, la base son los valores y las virtudes.
 
Dice el libro sagrado: “Encomienda tus obras a Dios, y tus proyectos se realizarán. Dios hizo todo con un propósito. Dios detesta el corazón altanero: no podrá quedar sin castigo. Con la bondad y la fidelidad uno repara sus faltas, pero con el temor de Dios se aleja del mal.”  Proverbios 16, 3-6.  
 
            El buen creyente vive su fe a toda prueba. Confía más en el poder de Dios. El profeta advierte: “Él es mi Dios y Salvador. Confiaré y no temeré. Mi fuerza y mi poder es el Señor. Él fue mi salvación. (Isaías 12, 2). El poder y la Gracia de Dios están por encima de cualquier tipo de mentalidad y concepto individual. Resistirse a aceptar el Misterio de Dios y su Reino, es abrir la posibilidad al pecado. Muchas formas de pecado nacen ante la terquedad humana.
 
            En la personalidad del Maestro de Jerusalén existe el equilibrio genial entre lo que él anuncia, lo que hace y el resultado que espera como aprendizaje de cada uno de nosotros: Lo que él anuncia es el Reino de su Padre celestial, (cfr. Lucas 8, 1); lo que él hace es practicar la misericordia y la caridad con los demás, (cfr. Marcos 1, 34); el resultado de ese proceso es la conversión de cada persona.
 
 El Papa Francisco nos recuerda que debemos tomar conciencia de que somos débiles y pecadores: sólo el poder de Dios nos salva y nos cura. Ninguno de nosotros “puede salvarse a sí mismo”. la fuerza de Dios lo que nos salva, nos cura y nos pone en pie”. Y esto, en el fondo, es “la realidad de nuestra vulnerabilidad” (cfr. Homilía, 16 de junio, 2017).
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