Evangelio lunes 20 de enero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Un día en
que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús:
“¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los
discípulos de los fariseos?” Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo
pueden ayunar cuando el esposo está con ellos?
Es natural que no ayunen, mientras
tienen consigo al esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado,
y entonces ayunarán.
Nadie usa un pedazo de género nuevo
para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo
y la rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres
viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los
odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!” Marcos 2, 18-22.
La manera como vivimos, expresamos y planteamos el tema de la fe, expresa el buen o no buen modelo de persona de fe. Existen varias formas de vivir según la fe. Por ejemplo, el ayuno es un medio muy bueno, para experimentar el sacrificio, el sufrir de los demás, la sanación interior. No podemos juzgar a otra persona, porque no ayuna. Sería como reducir la fe al ayuno. El Hijo de Dios le enseña a la humanidad: “A vino nuevo, odres nuevos”.
El apóstol san Pablo tiene toda la razón en proponer un pensamiento más centrado en la fe, en las obras de caridad y menos en el legalismo. Advierte el apóstol que no debemos: anteponer la ley a la gracia y las obras a la fe.
Por qué
será que el mundo fariseo está más interesado en la ley del ayuno y menos en la
fe y la gracia. San Pablo enseña: “las personas no son justas como Dios las
quiere por haber observado la Ley, sino por la fe en Cristo Jesús. Por eso
hemos creído en Cristo Jesús, para ser hechos justos a partir de la fe en
Cristo Jesús, y no por las prácticas de la Ley.
Porque el cumplimiento de la Ley no hará nunca de
ningún mortal una persona justa según Dios.” (Gálatas 2, 16).
El Papa Francisco enseña que una persona de fe
no puede ser arrogante. Una persona de fe no debe ser intransigente. Una persona de fe, convive con los
demás en armonía. (cfr. carta al director del diario La Repubblica, 11 de
septiembre de 2013).
El
ayuno solo no funciona. Debe ir acompañado de la conversión personal, de la
renovación espiritual, de entender un estado dinámico de la fe. El profeta Joel
tenía la razón cuando afirmó: “conviértanse a mí de todo corazón con ayuno, con
llanto, con luto. Rasguen los corazones y no las vestiduras. (Joel 2, 12).
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