14 de julio 2024 “La envidia es mortal, es veneno” Ángelus Regina Coeli, Papa Francisco. Plaza de san Pedro. Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!
Hoy el
Evangelio nos habla de Jesús que envía a sus discípulos en misión (cf. Marcos 6,
7-13). Los envía "de dos en dos" y recomienda una cosa importante:
llevar consigo sólo lo necesario.
El Evangelio no se anuncia solo, no: se anuncia juntos, en comunidad, y
por eso es importante saber mantener la sobriedad: saber ser sobrio en el uso
de las cosas, compartiendo recursos, capacidades y dones, y prescindir de lo
superfluo.
¿Por qué?
Ser libre: lo superfluo te convierte en esclavo. Y también para que todos
tengan lo necesario para vivir dignamente y contribuir activamente a la misión;
y luego ser sobrios de pensamiento, ser
sobrios de sentimientos, abandonar los prejuicios, abandonar las rigideces
que, como equipaje inútil, pesan y obstaculizan el camino, favoreciendo en
cambio la discusión y la escucha, y haciendo así más eficaz el testimonio.
Pensemos,
por ejemplo: lo que pasa en nuestras familias o en nuestras comunidades, cuando
estamos satisfechos con lo necesario, aunque sea con poco, con la ayuda de Dios
logramos salir adelante y llevarnos bien, compartiendo lo que tenemos, todos
dando. levantar algo y apoyarse unos a otros (cfr. Hechos 4, 32-35).
Y esto es
ya un anuncio misionero, antes y más que palabras, porque encarna la belleza
del mensaje de Jesús en la concreción de la vida. Una familia o comunidad que
vive así, de hecho, crea a su alrededor un ambiente rico en amor, en el que es
más fácil abrirse a la fe y a la novedad del Evangelio, y del que partimos
mejor, dejamos más sereno.
Si, por el
contrario, cada uno va por su lado, si lo que importa son sólo las cosas -que
nunca son suficientes-, si no nos escuchamos, si prevalecen el individualismo y
la envidia -¡la envidia es una cosa
mortal, un veneno! – el aire se vuelve pesado, la vida se vuelve difícil y
los encuentros se convierten más en ocasión de ansiedad, tristeza y desaliento
que en ocasión de alegría (cfr. Mateo 19,22).
Queridos
hermanos y hermanas, la comunión y la
sobriedad son valores importantes para nuestra vida cristiana: la comunión,
la armonía entre nosotros y la sobriedad son valores importantes, valores
indispensables para una Iglesia misionera, a todos los niveles.
Podemos preguntarnos
entonces: ¿siento el placer de anunciar el Evangelio, de llevar, donde vivo, la
alegría y la luz que brotan del encuentro con el Señor? Y para ello, ¿me
comprometo a caminar junto a los demás, compartiendo con ellos ideas y
habilidades, con la mente abierta, con el corazón generoso? Y finalmente: ¿sé
cultivar un estilo de vida sobrio, atento a las necesidades de mis hermanos? Son
preguntas que nos vendrá bien formular.
Que María,
Reina de los Apóstoles, nos ayude a ser verdaderos discípulos misioneros, en
comunión y sobriedad de vida. En comunión, en armonía entre nosotros y en
sobriedad de vida. Fuente: Vatican. Va