Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús
convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus
impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. Los nombres de los doce
Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano
Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y
Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo;
Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
A estos Doce, Jesús los envió con
las siguientes instrucciones: “No vayan a regiones paganas, ni entren en
ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del
pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está
cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los
leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den
también gratuitamente”. Mateo 10, 1-7.
Proclamar
el Reino de Dios, es el contenido esencial de la misión, de todos aquellos que
siguen al Maestro de Nazareth. Una buena pregunta podría ser: ¿Dónde se anuncia
el Reino? La respuesta es internacional. Por donde vaya un creyente, debe
anunciar el Reino con su Palabra y con su testimonio de vida. Otra pregunta:
¿En qué consisten los poderes en el Reino de Dios? Respuesta, para hacer el mayor bien a la comunidad. Los
poderes están en orden al servicio. Nadie debe creer que tiene poderes a título
personal.
Nueva pregunta: ¿Cómo se usan los
poderes del Reino? La respuesta es practicando
la caridad y la misericordia con los demás. Sanando enfermos, perdonando
pecados, ofreciendo posibilidades a quien se ha equivocado. Una última
pregunta: ¿Hay que cobrar por los servicios del Reino? El Hijo de Dios recuerda
lo que hemos recibido y la forma de
entregarla es gratuita.
Jesús
no sólo es el predicador del Reino sino quien lo realiza plenamente: su palabra
es eficaz. Lo que él anuncia es el
Reino de su Padre celestial, (cfr. Lucas 8, 1); lo que él hace es practicar la
misericordia y la caridad con los demás, (cfr. Marcos 1, 34); el resultado de
ese proceso es la conversión de cada persona que se pone al servicio de Dios en
el mundo, (cfr. Marcos 1, 31).
Jesucristo sabe lo que hace y sabe cómo
hacerlo: Aprovecha el momento para educar y formar. Un buen ejemplo es el de san Pablo, quien
sabía por qué cumplía la misión que le encomendaron: “Todo lo hago por el
Evangelio”. El Papa Benedicto XVI dice
que la Buena Nueva de Jesucristo se sintetiza en el Reino de Dios. El
anuncia que Dios reina, que Dios es el Señor, y que su señorío está actual.
(cfr. Ángelus, 27 de enero, 2008).
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