30 de julio de 2024

EL REINO DE DIOS EXIGE SACRIFICIO Evangelio miércoles 31 de julio 2024


EL REINO DE DIOS EXIGE SACRIFICIOS                                       Evangelio miércoles 31 de julio 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Dijo Jesús al gentío: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
            El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra». Mateo 13, 44-46
 
            La mayor riqueza que una persona creyente puede encontrar en su vida de fe es el Reino de Dios. No existe otra posibilidad. Para poder vivir según ese Reino es necesario el sacrificio, la perseverancia, el desprendimiento, el tomar conciencia de la importancia que tiene dicho Reino en la vida terrenal y eterna.
 
            El Papa Francisco explica: Así es el Reino de Dios: quien lo encuentra no tiene dudas, siente que es lo que buscaba, que esperaba y que responde a sus aspiraciones más auténticas. Y es realmente así: quien conoce a Jesús, quien lo encuentra personalmente, se queda fascinado, atraído por tanta bondad, tanta verdad, tanta belleza, y todo en una gran humildad y sencillez. Buscar a Jesús, encontrar a Jesús. Este es el gran tesoro.» (cfr. Homilía, 27 de julio de 2014).
 
            Quien goza de la sabiduría divina, elige el Reino de Dios. Es muy importante saber descubrir lo excelso de las cosas, la esencia de los mensajes divinos, la calidad de las ideas. Se pueden tomar grandes decisiones cuando se ha aprendido en la vida a caminar de la mano de Dios. Encontrar un tesoro es encontrar algo maravilloso, es encontrar lo que uno estaba buscando tanto. Ser un mensajero del Reino de Dios en el mundo. Debe ser alguien con la capacidad de desprendimiento, sacrificio, dedicación, perseverancia, buen escucha de la Palabra divina.
 
            El Concilio ecuménico Vaticano II nos recomienda: Renunciar para poder disfrutar del Reino de Dios: “Vigilen, pues, todos para ordenar rectamente sus afectos, no sea que, en el uso de las cosas de este mundo y en el apego a las riquezas, encuentren un obstáculo que les aparte, contra el espíritu de pobreza evangélica, de la búsqueda de la perfecta caridad, según el aviso del Apóstol: Los que usan de este mundo, no se detengan en eso, porque los atractivos de este mundo pasan (cfr. 1 Corintios 7, 31)" (cfr. Lumen Gentium, 42).
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