7 de julio de 2024

LA FE CAMBIA SUSTANCIALMENTE NUESTRA VIDA Evangelio lunes 8 de julio 2024


LA FE CAMBIA SUSTANCIALMENTE NUESTRA VIDA                                   
Evangelio lunes 8 de julio 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Se presentó a Jesús un alto jefe y, postrándose ante Él, le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá”. Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: “Con sólo tocar su manto, quedaré sana”.
 
Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: “Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado”. Y desde ese instante la mujer quedó sana.
            Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: “Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme”. Y se reían de Él. Cuando hicieron salir a la gente, Él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. Y esta noticia se divulgó por aquella región.” Mateo 9, 18-26.
 
            La fe cambia sustancialmente la vida de las personas. El milagro se hace realidad cuando es una fe limpia y pura. Una fe que cree absolutamente en la bondad y en la misericordia de Dios. Una fe, que no busca privilegios. Una fe que no entra en conflicto normal con la vida cotidiana. Una fe, que nos es juez para mirar la vida de los demás. Una fe, que espera que se haga la voluntad de Dios. Una fe, que se abre al Espíritu de Dios.
 
            La Santísima Virgen María es un excelente prototipo de la fe. La fe se convierte para la Virgen santa en la única medida para abrazar no solo su propio misterio, sino el de su mismo hijo: un puro don que Dios le ha dado no para su gozo o su exaltación, sino para el bien de todos. Nuestra madre cumple perfectamente su misión, gracias a que creía en lo que estaba haciendo. Por ejemplo: “Hágase en mí según tu Palabra”.
 
            María es reconocida como modelo extraordinario de la Iglesia en el orden de la fe.   Ella es la creyente en quien resplandece la fe como don, apertura respuesta y fidelidad. Es la perfecta discípula que se abre a la Palabra y se deja penetrar por su dinamismo: cuando no la comprende y queda sorprendida, no la rechaza o relega; la medita y la guarda.  La Virgen María se mueve exclusivamente en el ambiente de la fe.
 
            El apóstol san Pablo nos enseña a conservar y defender nuestra fe.  Dice el santo: “Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe” (1 Timoteo 1, 18-19).
 
Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que la aumente (cfr. Marcos 9,24); debe “actuar por la caridad” (Gálatas 5, 6;), ser sostenida por la esperanza (cfr. Romanos 15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia. (cfr. Catecismo # 162)
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