Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
la buena
semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al
Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del
mundo y los cosechadores son los ángeles.
Así como se arranca la cizaña y se
la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.” °°° Mateo
13, 36-43
¿Cuáles
deben ser mis actitudes frente a la Palabra de Dios? Buena proposición del
Maestro de Nazareth, frente a la multiplicidad de momentos en que muchas
personas se lamentan, piden consejo, no se explican, otros terminan no
creyendo, porque nadie les ha enseñado, cuál actitud debe ser. El apóstol san
Pablo tiene el gran deseo de que los judíos se salven. Él mismo explica dónde
está el defecto.
En que
ellos no entienden cómo Dios nos da la verdadera rectitud. (Romanos 10, 3) La
siguiente pregunta soluciona el problema: “Cómo van a creer si no han oído
hablar de Dios y cómo van a oír si no hay quién les anuncie? (Romanos 10, 14).
Conclusión. Necesitamos quién nos
explique el sentido sabio de la Escritura.
Debemos
aprenderle al Hijo de Dios, su método para enseñar la Palabra. Él mismo, la proclama, Él mismo da ejemplos,
Él mismo indica los posibles caminos donde una persona se puede equivocar y Él
mismo propone la conclusión: “La buena semilla son los que pertenecen al
Reino”. (Mateo 13, 37). Debemos aprender actitudes para escuchar y asimilar la
Palabra. Las actitudes pueden ser: Escuchar la Palabra, meditar la Palabra,
silencio ante la Palabra, tomar decisiones desde la Palabra.
Si
se trata de Escuchar la Palabra el apóstol Santiago recomienda: “Debemos
estar listos para escuchar, lentos para hablar y para enojarse” (Santiago 1,
19). El Evangelista enseña: “Bienaventurado quien escuche la Palabra y
obedezca” (Lucas 11, 28). Hay que
meditar la Palabra. El salmista dice: “Hazme entender el camino y meditaré
tus maravillas” (Salmo 119). Josué el gran líder de Israel siguió la Palabra de
su Señor: “Medita día y noche la Palabra, si obras de acuerdo a la Palabra,
tendrás éxito” (Josué 1, 8-10).
En silencio se contempla la Palabra. Se le pide a Dios que nos permita
escuchar su Palabra. (cfr. Cantar de los Cantares 2, 14). Se toman decisiones con la Palabra de Dios: “Confía en Dios y no te
apoyen en tu inteligencia” (Proverbios 3, 5-6).
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