Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Los
fariseos se confabularon para buscar la forma de acabar con Jesús.
“Éste es mi
servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección.
Derramaré mi Espíritu sobre Él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá
ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no
apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones
pondrán la esperanza en su Nombre”.
Mateo 12, 14-21.
¿Cómo
enfrentar las rivalidades ante la misión? El Maestro de Nazareth propone de
una manera sabia: salvar siempre la misión y no entrar en conflicto con las
personas. Los medios son las virtudes. El ejemplo es el mismo Hijo de
Dios. ¿Cuáles virtudes? La prudencia es
la virtud a seguir, cuando muchas personas no les parece nuestra manera de
anunciar el Evangelio, de presentar el Reino de Dios.
Si se trata de tener como
prioritario la Evangelización, hay que
evitar fa aquellos enemigos que no tienen razón de ser. La religión no se
le puede imponer a los demás. Jesucristo evitó los conflictos y recomendó
cambiar de lugar, cuando la situación se pone insoportable. No se trata de
saber quién gana la pelea, sino de Aquel que se identifique mejor con el querer
del Maestro. Es también oportuno pedir a Dios la gracia de la sabiduría, para
saber responder con inteligencia y no
provocar conflicto con los demás.
El Salvador del mundo logró cumplir la misión que su Padre
celestial le encomendó gracias a que optó por la prudencia, no devolvió mal
por mal, no se enfrentó innecesariamente. En Jesucristo aprendemos que fue el
Señor del sábado, (Marcos 2, 27) su yugo es llevadero y su carga es ligera.
(Mateo 11, 28-30). Jesucristo es mayor
que el templo (Mateo 12, 6-8). Jesucristo es el Siervo por excelencia, Él vino
a servir a los demás. (Marcos 10, 45). Jesucristo es más que Salomón (Mateo 12,
39-42).
El
profeta Isaías propone la identidad de Jesucristo diciendo: Él es el
siervo. Practica la justicia. No grita. No escucha proclamaciones en la plaza.
Hace florecer la justicia. No se deja quebrantar ni aplastar. (Isaías 42, 1-4).
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