Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Se
acercaron los discípulos de Juan Bautista y le dijeron: “¿Por qué tus
discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?” Jesús les
respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mi entras el esposo está con ellos? Llegará el
momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie usa un
pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido
tira del vestido y la rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres
viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden.
¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!” Mateo 9,
14-17.
El
Evangelio por su propia definición “Evangelium” es la gracia de transmitir la
Buena Nueva para la salvación. Si se
trata de un mensaje renovador, novedoso, que supera los mensajes anteriores, no
puede mezclarse con dos maneras de pensar simultáneamente. El objetivo es
superar la exagerada forma de tomar decisiones en materia de fe y asumir el
Evangelium que propone el Maestro de Nazareth: “A vino nuevo, odres nuevos”.
“Habéis oído que se dijo, yo os digo”. Si antiguamente era más importante el
juicio contra las personas, el Hijo de Dios proponer el amor, la misericordia,
el perdón.
La
religión no es el arte de cerrarle las puertas a las personas, sino al
contrario, abrir posibilidades de conversión, de vida. Por ejemplo:
Perdonar siempre. (cfr. Mateo 6, 14). Tolerar a los demás. (cfr. Colosenses 3,
13). No juzgar ni condenar a nadie. (cfr. Lucas 6, 37). Imitar a Dios que
perdona siempre, que no está lleno de ira. (cfr. Miqueas 7, 18). Ser compasivo
y misericordioso, como lo es Dios. (cfr. II Crónicas 30, 9b). Hay que rasgar el
corazón y no las vestiduras. (cfr. Joel 2, 13). Que cada cual, abandone su mal
camino y sus malos pensamientos. (cfr. Isaías 55, 7).
El
Papa Francisco enseña que anunciar el Evangelio como Buena Nueva es el oxígeno
de la vida. “¿cómo miramos a los demás? Y exclamó: “¡Cuántas veces vemos
sus defectos y no sus necesidades; cuántas veces etiquetamos a las personas por
lo que hacen o piensan! Incluso como cristianos nos decimos: ¿es de los
nuestros o no es de los nuestros? Esta no es la mirada de Jesús”.
“Él mira
siempre a cada persona con misericordia y predilección. Y los cristianos están
llamados a hacer como Cristo, mirando como Él especialmente a los llamados
lejanos”. (cfr. Audiencia, 12 de enero, 2023).
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