Evangelio jueves 12 de septiembre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo
a sus discípulos: «Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos,
hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por
los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la
otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te
pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que
los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿Qué mérito
tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el
bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen
también los pecadores.” °°° Lucas 6, 27-38.
El
secreto para ser un buen discípulo del Nazareno en el mundo está en amar y
servir sin esperar nada a cambio. El amor es el código universal del
comportamiento de un cristiano. Santo Tomás decía que el amor es procurar el
bien del otro. Alguien dijo en la historia, que el amor es: “Caminar juntos en
la misma dirección”. No se puede
desconocer al otro y su entorno para poder amarlo y comprenderlo, aceptarlo
y valorarlo, tolerarlo y ayudarle, si no está de por medio la visión que yo tengo
del amor.
El Papa Benedicto XVI en su
elocuente sabiduría enseñaba: Dios es amor. Dios es la fuente infinita del
amor. Dios creó al hombre por amor. Lo
creó a Su imagen, es decir, capaz de amar y ser amado. Todo amor verdadero
es compartir el amor de Dios según sus designios. Amar es dar: Dios nos lo ha dado todo con la creación.
Amar es comunicarse: Dios se nos ha comunicado con la revelación. Amar es hacerse semejante al amado:
Dios se ha hecho uno de nosotros en la encarnación. Amar es sacrificarse por el amado: Dios nos ha dado su vida en la redención.
Amar es obsequiar al amado: Dios nos
da el supremo bien de la salvación. (cfr. Carta Encíclica, Deus Caritas est.)
El
Papa Francisco propone la posibilidad de pensar en un Jesucristo que abre la
ventana a la esperanza del encuentro. “Amen a sus enemigos y hagan el bien
a los que los persiguen”. La invitación de Dios es que logremos vivir la
perfecta caridad. El amor de Dios no conoce límites ni barreras. (cfr. Homilía,
18 de febrero, 2023).
Nuestra Iglesia Católica nos propone hoy pensar
en el Santísimo nombre de María. En el libro El secreto admirable del Santísimo Rosario, San Luis María
Grignion de Montfort cuenta que la Virgen se le apareció a Santa Matilde
llevando sobre el pecho la salutación angélica escrita en letras de oro. Luego
le dijo: “El nombre de María, que significa Señora de la luz, indica que Dios
me colmó de sabiduría y luz, como astros brillantes, para iluminar los cielos y
la tierra”.
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