Evangelio martes 1 de octubre 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Al verlo sus discípulos Santiago y
Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los
consuma? Pero volviéndose, les reprendió y dijo: No sabéis de qué espíritu
sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a
salvarlos. Y se fueron a otro pueblo.” Lucas 9, 51-56.
El
objetivo esencial de la presencia del Hijo de Dios en la tierra, es propiciar
la salvación del mundo. Ganar ese propósito con la pasión, muerte y
resurrección. No puede existir otra posibilidad de obtener la salvación por
medios no éticos, no cristianos. Dios quiere que todos se salven, pero no
obliga a ninguna persona.
La misión siempre se cumple en el ámbito de una
sana prudencia. Se
hace necesario evitar todo tipo de presión psicológica para enseñar el camino
de la salvación. Jesucristo les ofrece una puerta de salvación a los enemigos
de su ser y de su predicación.
Santiago
y Juan en su momento no comprenden que la ley “Ojo por ojo y diente por diente”
no existe como camino de salvación. (cfr. Mateo 5, 38). Al contrario, el
consejo del Nazareno es utilizar la prudencia, no hacer resistencia al mal. La
hermenéutica bíblica nos recuerda la cultura muy propia de los samaritanos: Eran expertos en fastidiar a las personas
que llegaban a su pueblo, no les gustaba que llegaran peregrinos a su tierra.
Es algo muy propio de esa cultura. Eso no da motivo para utilizar la violencia
y presentar un mensaje de salvación.
Enseñar
los caminos para la salvación en un ambiente de prudencia, respeto y evitar
cualquier manifestación violenta es la recomendación del Salvador del
mundo. Jesucristo en su primer encuentro con los habitantes de Galilea,
proclama la lectura de la profecía de Isaías, la escuchan respetuosamente, lo
admiran en su proposición. Cuando el Maestro les recuerda y explica el refrán
“Nadie es profeta en su tierra”
Los Galileos entran en furia y quien lanzarlo
de su pueblo. Jesucristo vuelva a
utilizar la prudencia y se retira de aquel lugar. (cfr. Lucas 4, 16-30). El Papa Francisco enseña: “sólo se puede
anunciar a Jesús habitando la cultura del propio tiempo; y teniendo siempre
en el corazón las palabras del Apóstol Pablo sobre el hoy: 'He aquí ahora el
momento favorable, he aquí ahora el día de la salvación”. (cfr. Audiencia, 29
de noviembre, 2023).
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