Evangelio sábado 21 de septiembre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Al verlo
los fariseos decían a los discípulos: ¿Por qué come vuestro maestro con los
publicanos y pecadores? Más Él, al oírlo, dijo: No necesitan médico los que
están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa
aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar
a justos, sino a pecadores.” Mateo 9, 9-13.
Hay
que dejarse sorprender por la Palabra de Dios. El impacto tiene su buena
resonancia cuando la persona escucha la voz de Dios, la medita y la lleva a
su corazón. Por ejemplo: “No necesitan de médico los que están sanos”. En la
mente de Dios siempre existe una posibilidad, una alternativa, una oportunidad
para cambiar el rumbo de la vida. Quien se deja sorprender por Dios encuentra
el camino ideal, los medios para superarse, los criterios para organizar su
vida.
En los tres años del ministerio del
Maestro de Nazareth, hubo una buena cantidad de personas, hombres y mujeres que
se dejaron sorprender por la Palabra del Maestro. También lo contrario, otra
cantidad que en lugar de ESCUCHAR entraron en conflicto con la Palabra del
Maestro. Hubo un hombre hijo de Alfeo,
que vivía en Cafarnaún, lago de Galilea, que se dejó sorprender por el Hijo de
Dios.
Estaba en
su trabajo que a su parecer, él creía que estaba bien. Era recaudador de
impuestos. Recibía dinero del mundo judío para entregárselo a los romanos. Al
Hijo de Dios se le ocurre llamarlo para haga parte de su equipo de apóstoles.
(cfr. Mateo 9, 9ss).
Este
hombre que se deja sorprender por el Espíritu de Dios se convierte en san
Mateo, apóstol y evangelista. Anunció el Reino de Dios, en Judea y en los
países cercanos. Escribió el Evangelio que lleva s u nombre. Históricamente es considerado el primer Evangelio. Papías,
obispo de Hierápolis, el cual es citado en la Historia Eclesiástica por Eusebio
afirma: "Mateo ordenó (compuso) las palabras (logia) del Señor en lengua
hebrea, y cada uno las interpretó (tradujo) luego como pudo".
Su
Evangelio fue escrito en arameo y dirigido sobre todo a los judíos. El Apóstol
San Bartolomé llevó una copia a la India y la dejó ahí. El Papa Francisco
enseña: “El verdadero amor te lleva a quemar la vida, aun a riesgo de quedarte
con las manos vacías. (cfr. Homilía, 18 de enero de 2015).
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