Evangelio miércoles 4 de
septiembre 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Al atardecer, to dos los que tenían enfermos afectados de
diversas dolencias se los llevaron, y Él, imponiendo las manos sobre cada uno
de ellos, los sanaba. De muchos salían demonios, gritando: “¡Tú eres el Hijo de
Dios!” Pero Él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que
era el Mesías. Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto.” °°°
Lucas 4, 38-44.
La
manera como se logra cumplir fielmente a la misión que el Maestro de
Nazareth le encomendó a la humanidad y le propuso a su misma Iglesia el día que
la fundó, se puede definir con el siguiente criterio: Anunciando permanentemente la Palabra de Dios y practicando en todo
momento la caridad y misericordia con los demás.
En otras palabras: No podemos
anunciar el Evangelio de la salvación, si no va acompañado de las obras de
caridad. El mundo judío quedaba admirado del Hijo de Dios, porque enseñaba con
su Palabra y tenía autoridad en lo que hacía. La autoridad se gana con el buen ejemplo.
Palabra de Dios y caridad, dan como
resultado un misionero de la misericordia divina. Ese es el apóstol ideal que
buscó el Maestro, cuando inició su obra con 12 apóstoles, los eligió dentro de
un grupo más numeroso y los envió a ser como su Maestro. Si Dios quiere
ministros, laicos, misioneros en el ambiente de la misericordia.
El
Papa Francisco define con mucha precisión en qué consiste la misericordia.
Dice el santo Padre: “Misericordia: es
la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con
ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia:
es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de
ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado.”
El
Máximo modelo de la misericordia es Dios. Aún más Él es misericordia. Dice el
Papa: “Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta
su omnipotencia.” Paciente y misericordioso” es el binomio que a menudo
aparece en el Antiguo Testamento para describir la naturaleza de Dios.
Su ser misericordioso se constata
concretamente en tantas acciones de la historia de la salvación donde su bondad
prevalece por encima del castigo y la destrucción.” (cfr. Bula, Misericordiae
Vultus, numerales 2 y 6).
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