Evangelio jueves 5 de septiembre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“La
multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y
Él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas
junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando
las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se
apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde
la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Navega mar adentro, y echen
las redes”.
Simón le respondió: “Maestro, hemos
trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si Tú lo dices, echaré
las redes”. Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes
estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la
otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las
dos barcas, que casi se hundían.” °°° Lucas 5, 1-11
Nos
convertimos en pescadores de hombres. Ese es exactamente el criterio esencial
que el Hijo de Dios desea para todos aquellos que deseen seguirlo y por
ende hacer su voluntad. Simón Pedro leyó perfectamente los sentimientos de su
Maestro y se puso a disposición de la voluntad de su Señor: La misión se logra
navegando mar adentro, lanzando la red, haciendo la voluntad del Salvador del
mundo.
Desde el momento en que Jesucristo
llama a sus primeros discípulos les indica la clave de la misión; hasta hoy, se
sigue cumpliendo los deseos de Dios. Podríamos decir sin lugar a equivocarnos
que la idea nació en Galilea. San
Pedro toma como punto de referencia a Galilea para motivar el apostolado, pues
se trata de hacer siempre el bien. (cfr. Hechos 10, 37-39). “Nosotros somos
testigos de lo que él hizo en el país de los judíos”.
San Juan Pablo II al concluir el
gran jubileo del año 2000 propone a la humanidad renovar la misma idea original
de Jesús de Nazareth: “Duc in Altum” (Lucas 5, 4). Esta palabra resuena también
hoy para nosotros y nos invita a recordar
con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con
confianza al futuro: «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre» (Hebreos
13, 8). (cfr. Carta Apostólica, Novo Millennio Ineunte, 1).
El
Papa Francisco nos invita a poner nuestra confianza en Dios, aprender a navegar
por el mar de la vida. “si acogemos al Señor en nuestra barca, podemos ir
mar adentro. Con Jesús se navega por el mar de la vida sin miedo, sin ceder a
la decepción cuando no se pesca nada, y sin ceder al 'no hay nada más que
hacer” (cfr. Ángelus, 6 de febrero, 2022).
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