Evangelio miércoles 25 de
septiembre 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús
convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de
demonios y para sanar las enfermedades. Y los envió a proclamar el Reino de
Dios y a sanar a los enfermos, diciéndoles: “No lleven nada para el camino, ni
bastón, ni provisiones, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno.
Permanezcan en la casa donde se
alojen, hasta el momento de partir. Si no los reciben, al salir de esa ciudad
sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”.
Fueron entonces de pueblo en pueblo,
anunciando la Buena Noticia y sanando enfermos en todas partes.” Lucas 9, 1-6.
Requisitos
para poder cumplir la misión: Caminar juntos como hermanos, anunciar siempre el
Reino de Dios, utilizar los talentos, sabiduría y poderes para servir a los
demás. Evitar al máximo caer en la tentación de los bienes y títulos que ofrece
este mundo. Para poder cumplir con la misión es obligatorio entender que
nuestra misión es una extensión de la misión que nos enseñó el Maestro.
No
somos los artífices de la misión. No es gracias a nuestra gran
inteligencia. La tentación de reemplazar al Maestro convierte la misión en otra
realidad. Lo que desea el Maestro es que logremos derrotar el mal. Razón de los
poderes y talentos. No hay que permitir
que el mal uso de los talentos y sanaciones, impidan el punto focal de la
misión: “Anunciar el Reino”.
El Hijo de
Dios se dejó guiar por el Espíritu de su Padre celestial y tuvo éxito en su
misión: “El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ungió. Él me
envió a llevar una buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los
cautivos y dar vista a los ciegos; a dar la libertad a los oprimidos y a
proclamar el año de gracia del Señor.» °°° (Lucas 1, 1-4).
El
Papa Francisco propone que anunciemos el Evangelio teniendo en cuenta los
siguientes criterios: Una transformación misionera de la Iglesia. Se trata
de una Iglesia en salida. Abraham aceptó el llamado de Dios. (Génesis 12, 1-3)
Moisés salió a cumplir a su misión: “Ve yo te envío” (Éxodo 3, 10). Jeremías
dijo: “Adonde quieras que yo te envíe irás” (Jeremías 1, 7). Es necesario
involucrarse, acompañar, festejar y fructificar. Jesucristo se involucró con
sus discípulos.
Un anuncio que permita la conversión de muchas personas. Un anuncio que transforme la vida social y familiar.
Un anuncio que supere la antigua frase “Siempre se ha hecho así”. “Prefiero una Iglesia accidentada por salir
a la calle, antes que una Iglesia encerrada en las comodidades”. (cfr.
Exhortación apostólica, Evangelii Gaudium, 24-33).
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