Evangelio sábado 7 de septiembre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Jesús les respondió: “¿Ni siquiera
han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo
entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden
comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?”
Después les
dijo: “El Hijo del hombre es dueño del sábado”. Lucas 6, 1-5.
Aprendemos
a discernir y tomar decisiones de acuerdo a la sabiduría de Dios. El error
que ha ido corriendo a lo largo de la historia ha sido optar por el criterio
equivocado. Existe como una especie de debilidad por lo prohibido. Por qué será
que las personas en materia de religión se dejan guiar más por el juicio, por
el legalismo, por el moralismo. La idea
que queda es como si la religión tuviese el objetivo de condenar al ser humano
y no ofrecerle caminos de salvación. El legalismo no abre puertas de salvación.
La
Sagrada Escritura nos enseña sobre el Señorío y el poder del Hijo de Dios.
Razón tuvo el apóstol san Pablo al decir: ““Al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en el cielo en la tierra y en el abismo, y toda lengua confiese que Jesús
ES SEÑOR, para gloria de Dios Padre”. (Filipenses 2, 11). La historia salvífica
demuestra el señorío de Jesucristo sobre el mundo y sobre la historia.
Si
Jesucristo es el Señor, quien cree en él no debe someter su libertad a ningún
poder terrenal, sino solo a Dios. (Catecismo Iglesia Católica, 450) Moisés
enseñó el amor a Dios sobre cualquier realidad. San Pedro, columna de nuestra
Iglesia, tomó una sabia decisión: “Hay
que obedecerle a Dios antes que a los hombres”. (Hechos 5, 29).
Jesucristo
es el Señor de todos. “Con el corazón se cree y con la boca se profesa la
salvación” (Romanos 10, 9-10). Si Jesucristo es el Señor, la pregunta sería,
por qué muchos se vuelven rebeldes contra la ley de Dios. Otros creen que es
más importante la ley del sábado y no tanto la salvación que viene de Dios.
“Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes”. (Santiago 4, 6).
La calidad de fe en cada persona se demuestra en su obediencia a Dios y no
tanto a la ley de los hombres. “Jesucristo es el Señor del sábado”. (Lucas 6,
5).
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