Evangelio viernes 6 de septiembre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Jesús les contestó: “¿Ustedes
pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos?
Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que
ayunar”. Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido
nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a
éste no quedará bien en el vestido viejo.
Tampoco se
pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el
vino se derramará y los odres ya no servirán más. El vino nuevo se pone en
odres nuevos.” °°° Lucas 5, 33-39.
Jesucristo
propone una nueva misión, con personas renovadas, con mentes novedosas, con
corazones abiertos a practicar la bondad y la misericordia, a formar
comunidad con los mismos necesitados de la bondad y del amor de Dios. El
Maestro no quiere una Iglesia con el modelo fariseo que oprime y quita la
libertad a las personas.
Por
ejemplo, se oponían al matrimonio entre judíos paganos, su culto centrado en
una sinagoga, no aceptaban la presencia del sumo sacerdote, les preocupaba
mucho el Status social, vivían del qué dirán, de la opinión de los demás. (cfr.
Mateo 23, 1-29). Jesucristo desea
apóstoles que superen las propuestas de un pasado que no logró formar comunidad.
Según
el Catecismo de nuestra Iglesia Católica, debemos pensar en una Iglesia según
el designio de Dios. Una Iglesia comunidad de comunidades. Una Iglesia que
vive de la Palabra y del cuerpo de Cristo. Una Iglesia donde Cristo es la
Cabeza. Es el redil cuya puerta única y necesaria es Cristo. (Juan 10, 1-10).
Una Iglesia con un supremo pastor que es Cristo. Una Iglesia instituida por
Cristo y manifestada por el Espíritu Santo. Iglesia misterio de la unión de los
hombres con Dios. Iglesia sacramento de salvación. (cfr. Catecismo 751-768).
¿Cuál es la Iglesia que propone el
Papa Francisco? “Tenemos que pensar en la Iglesia como un organismo vivo,
compuesto de personas que caminan
formando una comunidad junto al obispo, que es el ministro originario de la
confirmación y quien nos vincula con la Iglesia”. La Iglesia somos todos, allí no existen patrones ni obreros. “todos
tenemos la responsabilidad de santificarnos los unos a los otros, de cuidar de
los demás”.
Esto porque
"la confirmación vincula a la Iglesia Universal, extendida por toda la
tierra, involucrando activamente a los confirmados en la vida de la Iglesia
particular a la que pertenecen". (cfr. Audiencia, 6 de junio, 2018).
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