EL SOBORNO ES UNA
COSTUMBRE MUNDANA
Evangelio viernes 8 de
noviembre 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús decía a sus discípulos: Había un hombre rico
que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó
y le dijo: “¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu
administración, porque ya no ocuparás más ese puesto”.
El
administrador pensó entonces: “¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el
cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que
voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!”
Llamó
uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: “¿Cuánto debes a
mi señor?” “Veinte barriles de aceite”, le respondió. El administrador le dijo:
“Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez”. Después preguntó a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?” “Cuatrocientos quintales de trigo”, le respondió. El
administrador le dijo: “Toma tu recibo y anota trescientos”.
Y
el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan
hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los
demás que los hijos de la luz.” Lucas 16, 1-8.
Debemos
aprender a administrar correctamente nuestras vidas. Alguien decía: “Vivimos
en una sociedad marcada fuertemente por el egoísmo, por el afán de poseer, por
el afán de utilizar las personas, de catalogar a los demás, de identificar al
otro con un medio de producción. Hay un deseo insaciable de buscar el progreso
humano a todo costo.” E
l amor
exagerado por el dinero, es la fuente de muchos males. Quienes quieren
enriquecerse, caen en la tentación y en la trampa, de deseos insensatos y
funestos, que hunden a las personas en la ruina y en la perdición. (cfr. 1
Timoteo 6, 7-10).
Es
necesario estar atentos a no caer en la tentación de creer que la “Astucia” es
una cualidad o un rasgo super inteligente de una persona. El Papa Francisco
enseña que “La costumbre del soborno es una costumbre mundana y fuertemente
pecadora. Es una costumbre que no viene de Dios: ¡Dios nos ha pedido llevar el
pan a casa con nuestro trabajo honesto! Y este hombre, administrador, lo
llevaba, pero ¿cómo? ¡Daba de comer a sus hijos pan sucio!” (cfr. Homilía, 8 de
noviembre, 2013).
No
podemos caer en la tentación de tranquilizar nuestra conciencia realizando
obras de caridad con actitudes mundanas o dineros mal obtenidos. Por
ejemplo, el profeta Amós en la Escritura habla de los grandes mercaderes pero
sin alma. “Falsearemos la balanza para engañar, compraremos al pobre por
dinero” (cfr. Amós 4, 4-8).
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