8 de noviembre de 2024

MI CASA ES CASA DE ORACIÓN Evangelio sábado 9 de noviembre 2024


MI CASA, ES CASA DE ORACIÓN      Evangelio sábado 9 de noviembre 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas.Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó las mesas y dijo a los vendedores de palomas: “Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio”.
 
            Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: “El celo por tu Casa me consumirá”. Entonces los judíos le preguntaron: “¿Qué signo nos das para obrar así?” Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar”.
            Los judíos le dijeron: “Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y Tú lo vas a levantar en tres días?” Pero Él se refería al templo de su cuerpo.” °°° Juan 2, 13-22.
 
            Felices serán aquellas personas que saben vivir inteligentemente su fe: en todo espacio, en todo lugar, en todo momento. Felices aquellos que no reducen su fe a un espacio físico, que no la arriesgan en ningún escenario, que no la someten al peligro; porque creen en Cristo Jesús el nuevo templo de la esperanza. La fe es mucho más extensa en la comprensión de la vida, del tiempo, el fin, la hora, el momento, un templo.
 
            Cómo poder vivir una fe que tenga carácter universal, que esté centrada en Dios, que sea signo, modelo y buen ejemplo para la comunidad. Hay que aprender a vivir la fe de una manera honesta y transparente. El templo inició siendo un sitio muy especial para el encuentro con Dios, para la oración, para compartir en comunidad. Desafortunadamente muchos lo convirtieron en ganancia personal. La Escritura advierte que lo convirtieron en una cueva de ladrones. (Lucas 19, 46).
 
            No nos podemos dejar llevar por la tentación de valorar un templo por su arquitectura, por su belleza, por su inmensidad. Salomón se le ocurrió construir el primer templo para tener un lugar donde morara el Señor y donde todos pudieran cumplir con sus obligaciones religiosas. (cfr. 1 Reyes 6, 1 – 7,51). Herodes el Grande reconstruye el templo destruido por los Babilonios y los Romanos destruyen este segundo templo. El templo no tiene la última razón.
 
            El papa Francisco nos recuerda: «es muy importante: el templo como un lugar de referencia de la comunidad, lugar de referencia del pueblo de Dios». «el itinerario del templo en la historia», «comienza con el arca; luego Salomón realiza su construcción; después llega a ser templo vivo: Jesucristo el templo. Y terminará en la gloria, en la Jerusalén celestial». (Homilía, 22 de noviembre, 2013).
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https://youtu.be/cKxaStGKAIw