23 de noviembre de 2024

¿POR QUÉ EL TIEMPO DE ADVIENTO EN LA IGLESIA CATÓLICA? Padre, Jairo Yate Ramírez.


El tiempo de adviento, dispone nuestro espíritu y corazón ante el nacimiento del Salvador del mundo. 1 al 22 de diciembre
. Orientador: Padre Jairo Yate Ramírez. 
Arquidiócesis de Ibagué. Año 2024
Adviento es ese tiempo que guarda en sí mismo dos dimensiones que lo caracterizan de cualquier otro evento litúrgico: Nos permite disponer el espíritu y el corazón para la celebración de la navidad, en la cual se conmemora la primera venida de Jesucristo.
 
También nos traslada a esa dimensión que aún no hemos vivido, como es la segunda venida de Cristo, ante esta realidad se provoca la expectativa del mundo creyente. La fusión de estas dos ideas es propiciar en el mundo cristiano la vivencia de la esperanza cristiana; la actitud evangélica recomendada es la fe y la vigilancia, es el hambre o la pobreza espiritual. 
 
            Adviento propone vivir en su plenitud la dimensión de la conversión, la llegada de Jesús, su nacimiento para la humanidad, es motivo de cambio, de gozo, de ánimo espiritual, para comenzar una vida nueva. Los personajes centrales que propician el adviento son: Isaías, Juan el Bautista, María, Madre de Jesús, el Espíritu Santo, y san José.  Todos ellos en comunión con otros, vislumbran lo que va a acontecer y dejan ver claro las intenciones y los sentimientos de Dios Padre: Va a venir el Salvador, Aquel que le va a dar a la vida de hombres y mujeres una dimensión nueva según su Reino.
 
            El profeta Isaías, devenga una importancia suma ante la llegada de Cristo. La Iglesia propone la reflexión sobre esta profecía, justamente antes de la celebración del nacimiento del Señor.  En la Sagrada Biblia, Isaías aparece como el testigo de la santidad de Dios (785-700 A. C), la experiencia de este hombre está ligada a una experiencia extraordinaria de la santidad de Dios, la fuerza de su mensaje está en el deseo de que todos los que lo escuchen puedan creer en el Dios Santo.  En Isaías se encuentra los anuncios de la venida de Jesús, por ejemplo, lo denomina el “Emmanuel”; presenta a Dios como Aquel que libera de la esclavitud, Él es el Señor de la historia, el que nos ama con un corazón de madre. 
 
            Hay textos bíblicos que expresan con mucha exactitud la visión que tenía este profeta sobre la persona del Hijo de Dios, hecho hombre: por ejemplo “He aquí que una doncella está en cinta y va a dar a luz un Hijo y le pondrá por nombre –Emmanuel- (7, 14b) “Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, estará el señorío sobre su nombre y se llamará –maravilla del consejero-”. “Saldrá un vástago del tronco de Jesé y un retoño de sus raíces brotará, reposará sobre El, el Espíritu del Señor… juzgará con justicia a los débiles y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra” (11, 1-4).
 
            Dentro del grupo de profetas que vivieron esa historia de Israel, Isaías es quien se destacó como aquel que preanuncio la venida de Cristo, de una forma tan perfecta, que al leer sus escritos a uno le parece que este hombre contempló directamente a Jesucristo, teniendo en cuenta que sus anuncios vienen del año 700 a.C.  Isaías es el profeta que nos refiere las cosas más sublimes del Salvador que está por nacer. Él es también quien nos da la visión más completa y profunda de Cristo; su nacimiento, su sufrimiento y su triunfo en el Misterio Pascual.  Predica la luz que traerá el Emmanuel. 
 
            En los capítulos 7-11 de la profecía, encontramos el –libro de Emmanuel- allí están contenidas las grandes profecías sobre ese niño que va a nacer.  El profeta es el primer rayo de luz que anuncia al mundo envuelto en tinieblas la llegada del sol de justicia –Jesucristo-” (cfr. Navidad es luz, Santiago Uribe)
 

EXISTEN PERSONAJES BÍBLICOS                 
QUE NOS PERMITEN ENTENDER EL ADVIENTO °°°
 
San Juan el Bautista.  Un hombre que causó mucho impacto ante la vida de los judíos, fue controvertido, se comportaba de una manera extraña, era muy elocuente en su hablar, muy estricto en su forma de vivir, muy seguro de la misión que estaba cumpliendo: “Ser el precursor de Cristo”. 
 
Juan se queda en nuestra reflexión de Adviento, como el mensajero de la luz, él nos cuenta quién es Jesús, cuál es su misión, cómo prepararse para recibir la llegada de Jesús: “Conviértanse, porque ha llegado el Reino de los cielos” (Mateo 3,2).
 
            De Juan aprendemos a ser ese modelo de católicos que tengamos clara nuestra misión en el mundo: ser mensajeros de la luz; hombres y mujeres que practicamos la justicia y la caridad; no olvidamos nuestra condición de bautizados para ser apóstoles del Señor.  Jesús, nos bautizó con Agua y con Espíritu Santo, razón suficiente para pensar en lo que debemos ser: testigos intachables de Jesús en el mundo. 
 
            Jesucristo nos deja a Juan como el modelo del verdadero profeta, la persona fiel, aquel que rompe todos los esquemas tradicionales; y no solo eso, el mismo Jesús da testimonio de Juan el bautista: “Entonces qué salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, les digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que envío mi mensajero delante de ti, que preparará tu camino.  Les digo: No hay entre los nacidos de mujer, ninguno mayor que Juan” (Lucas 7,26-28).
 

            
El Ángel de la anunciación.  Descubrimos el inmenso respeto de Dios por nosotros, por la misma obra de la creación, por los deseos de nuestros corazones.  Prefiere para completar su obra, enviar a un mensajero, a manera de consulta; el enviado de Dios es alguien que porta un mensaje que se sale de lo normal, a su vez ofrece las garantías dependiendo de la respuesta afirmativa de quien escucha el llamado y por último deja a libertad de quien lo recibe llevar a cabo esa gran obra con su propia creatividad. 
 
            La Sagrada Escritura, según el Evangelio de san Lucas, 1, 26-38, nos narra ese encuentro sorprendente y maravilloso del Arcángel con la Santísima Virgen María. Existe una intercomunicación dialogal entre Dios, su mensajero y la Virgen. Nos admira la sencillez, la humildad, y la disponibilidad de la Virgen ante este gran evento.  Su respuesta, se convierte en regla de santidad para nosotros: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra”. Con esa sola frase el espíritu de la Virgen le enseño a la historia humana, qué significa estar en la espera del Señor, qué incidencia tiene el Adviento en mi vida de fe, cómo me abro a esa dimensión del nacimiento del Salvador. (cfr. Navidad es luz, Santiago Uribe Jaramillo,)
 
            El Espíritu Santo.  Sabemos que desde un principio el Espíritu de Dios ha estado presente en toda la obra, en la misma creación del mundo se dice en el Libro del Génesis: El Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas; todos los profetas contaron con la asistencia del Espíritu Santo; la obra de Jesús Hijo del Padre, se llevó a cabo gracias al Espíritu de su Padre, en el momento en que Juan derrama agua sobre la cabeza del Maestro en el río jordán, al instante dice la Escritura: el cielo se abrió en dos partes, bajo el Espíritu en forma de paloma y se posó sobre El, y se escuchó una voz que decía: Este es mi Hijo amado, escuchadlo.
 
            La obra de los apóstoles tuvo un fin glorioso y eclesial, gracias a que Jesús ante de su partida, sopló su aliento sobre ellos y les dio el poder de continuar anunciando su Reino.  El Espíritu Santo, transforma el ser de María Santísima y la convierte en sagrario del Espíritu y Madre del Hijo de Dios.  En todo el tiempo en que la Iglesia se ha preocupado por sembrar la Palabra de Dios en el planeta, ha estado asistida por el Espíritu Santo, no existe ninguna decisión trascendental en la Iglesia, que deba tomarse que no esté pedida en primer lugar al Espíritu Santo.  Es muy común, oír decir, pidámosle al Espíritu Santo, que se haga la voluntad de Dios, todo depende del Espíritu Santo. (cfr. Navidad es Luz., Santiago Uribe Jaramillo).
 
       

    
La Santísima Virgen María.  Ella hace siempre la voluntad de Dios. No brillamos por nuestra propia luz, sino que brillamos por Aquel que nos dio esa encomienda de “Id y anunciad el Evangelio a toda criatura” “Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. “
 
            Quién es la Santísima Virgen María: 1) Es una persona de fe y acepta la palabra de Dios.  2) Se destaca por ser obediente y muy generosa.  3) La caridad es la bandera de la Virgen (cf. Lucas 1,39-45).  4) María goza de ser sabia, se deja guiar por el Espíritu de Dios.
 
5) María es una mujer de oración.  6) María enseña la paciencia y la fortaleza ante el dolor. (cf. Juan 19,25). 7) María disfruta de su pobreza y confianza en el Señor. (cf. Lucas 2,7). 8) Siempre una mujer de la Esperanza (cf. Eclesiástico 24,24).  9) María es humilde frente a la misión que le encomendó Dios. (cf. Lucas 1,38).  10) María vive en castidad y pureza (cf. Lucas 1,27-34).  11)María es prudente, sabe agradarle a Dios (cf. Lucas 2, 46-51).
 
            San José. La Sagrada Escritura no nos muestra grandes episodios de la vida de José, lo que se dice de su vida, es algo muy puntual, como quien dice, hizo lo que debía hacer, en el momento indicado, y eso basta para poder imaginarse qué persona era.  El Evangelio de Mateo nos ubica a José en su ascendencia: “Y Jacob, engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús llamado el Cristo” (1,16). 
 
            Expone la capacidad de atención de José a la Palabra de Dios a través del Ángel: “El Ángel del Señor, se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo” (1,20).  Aprendemos de san José su capacidad de obediencia al llamado de Dios, de por sí, una persona humilde, está facultada para escuchar y obedecer, esa virtud la puso en práctica José: “El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: levántate toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto” (2,19).  
 
            San José llama la atención por el cumplimiento fiel y generoso de su misión. Hombre probado en su fe ante hechos que para él resultaban muy extraños, el estado en que se encuentra su esposa y las penalidades del destierro a Egipto
           
            La Sagrada Escritura presenta la Palabra con su fuerza creadora, La Palabra es unificadora: La Palabra es personalizada y a la vez comunitaria; La Palabra es como una semilla que va creciendo hasta lograr convertirse en espiga: " La Palabra no es para ponerla bajo la cama, sino para proclamarla públicamente.
 
            La Palabra es Universal. La Palabra es tu propio compromiso con Dios y con todos los que te rodean.  No podemos defraudar a Dios después de haber escuchado su Palabra, no podemos continuar en el mismo camino del desorden moral, la mentira, la crítica destructiva, el pietismo, el estar comparándonos a todo momento con los demás, el creer que estamos bien, porque no somos tan malos como los demás.
 

¿QUÉ NOS ENSEÑA EL PAPA FRANCISCO SOBRE EL ADVIENTO?
 
            El Adviento es una llamada incesante a la esperanza: nos recuerda que Dios está presente en la historia para conducirla a su fin último para conducirla a su plenitud, que es el Señor, el Señor Jesucristo. Dios está presente en la historia de la humanidad, es el «Dios con nosotros», Dios no está lejos, siempre está con nosotros, hasta el punto que muchas veces llama a las puertas de nuestro corazón.
 
            Dios camina a nuestro lado para sostenernos. El Señor no nos abandona; nos acompaña en nuestros eventos existenciales para ayudarnos a descubrir el sentido del camino, el significado del cotidiano, para infundirnos valentía en las pruebas y en el dolor. (cfr. Ángelus, 29 de noviembre 2020).
            Adviento es un tiempo de gracia para quitarnos las máscaras. aprovechar la ocasión de la gracia del Adviento para” purificarnos del sentido de superioridad, del formalismo y de la hipocresía” y convertirnos a una vida nueva, siguiendo el camino de la humildad. "Con Jesús siempre hay una oportunidad de volver a empezar". "¡Él nos espera y no se cansa jamás de nosotros!" (cfr. Ángelus, 4 de diciembre, 2022).
 
NUESTROS DOMINGOS
TIEMPO DE ADVIENTO   CICLO “C”
AÑO 2024
 

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
1 DE DICEMBRE 2024
EL TIEMPO Y LA HISTORIA TIENEN SU RAZÓN DE SER.
Jeremías 33, 14-16   Salmo 24   I Tesalonicenses 3, 12 - 4, 2 Lucas 21, 25-28. 34-36  
 
            “Estando ya en Jerusalén, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá fenómenos extraordinarios en el sol, en la luna y las estrellas. En la tierra naciones enteras se llenarán de angustia y desesperación al oír el estruendo del mar y el oleaje. Y la gente quedará sin aliento por el terror y la expectativa del peligro que amenazará a la tierra, cuando tiemble el ejército de los astros en el cielo. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con poder y gloria inmensa.

            Cuando comiencen a suceder estas cosas, levántense con la frente erguida, porque se acerca su liberación. Tengan cuidado: no se dejen aturdir por el desenfreno y la embriaguez, ni por las preocupaciones diarias; así no podrían escapar cuando llegue de repente ese día, pues va a tomar por sorpresa a todos los habitantes de la tierra. Permanezcan en vela, pidiendo a Dios en todo momento la Gracia de salir sanos y salvos de todo esto que va a suceder y de presentarse con confianza ente el Hijo del Hombre.” Palabra del Señor.
 
GUARDEMOS EL SIGUIENTE MENSAJE EN NUESTRO CORAZÓN
            Debemos ser personas vigilantes, atentos a todo lo que nos está sucediendo, no podemos perder la fe y la esperanza en todo lo que realizamos, nuestra meta debe ser, vivir en plenitud todos los días de nuestra vida, aprovechar al máximo este tiempo cristiano y a Jesucristo como el Señor de la historia.
            Estar vigilantes, esa virtud favorece el crecimiento en el espíritu. Significa y expresa los sentimientos de un alma noble, alguien que está pensando en darle a su vida lo que se merece: cuido, perseverancia, cambio, renovación, superación, descanso, etc.  Quien no está vigilante, se puede equivocar fácilmente, puede perder el camino, se deja engañar, termina esclavo de su propia terquedad.
 

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
8 DE DICIEMBRE 2024
UNA MUJER CONCEBIDA SIN PECADO, CAMBIÓ LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD.
Génesis 3, 9 -15. 20 Salmo 97 Efesios 1, 3-6. 11-12 Lucas 1, 26-38
            Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
 
            El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.” Palabra del Señor.
 
GUARDEMOS EL SIGUIENTE MENSAJE EN NUESTRO CORAZÓN.
            Jesús cambia el camino de soledad y sufrimiento: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.  El Hijo de Dios nace de una gran mujer: es Inmaculada, es Virgen, pertenece al mundo de la sencillez y la nobleza de espíritu, es modelo de perfección en la vida cristiana, es la nueva Eva que irrumpe en este mundo para mostrar la nobleza y la misericordia de Dios, nos propone renovar nuestras vidas: sin mancha, honrados, sinceros, diáfanos, abiertos a la trascendencia, disponibles a hacer la voluntad de Dios “Hágase en mí, según tu Palabra”. 

            María nuestra madre escucha plenamente, acoge y medita dentro de su corazón, para dar fruto. Esta palabra, que requiere fe, disponibilidad, humildad, prontitud, es aceptada tal como se deben acoger las cosas de Dios. En María santísima debemos reconocer las palabras de Jesús: "Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen” Por lo tanto, la maternidad de María no es solo ni principalmente un proceso biológico. Es ante todo el fruto de la adhesión amorosa y atenta a la palabra de Dios.
 

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
15 DE DICIEMBRE 2024
LO MEJOR ES ENEMIGO DE LO BUENO.
LO BUENO ES EL CAMINO QUE ENSEÑA DIOS
No exijan más de lo mandado.
Sofonías 3, 14-18ª Salmo Isaías 12.  Filipenses 4, 4-7 Lucas 3, 10-18.
 
“En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan el Bautista: "¿Qué debemos hacer?" Él contestó: "El que tenga dos túnicas, que de una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo". También acudían a él los publicanos para que los bautizara: y le preguntaban: "Maestro, ¿qué tenemos que hacer nosotros?". Él les decía: "No cobren más que lo establecido". Unos soldados le preguntaron: " Y nosotros ¿Qué tenemos que hacer?"           
Él les dijo: "No extorsionen a nadie ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario".
Como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: "Es cierto que yo bautizó con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja; guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue". y predicaba al pueblo dándoles muchos otros consejos.”  Palabra del Señor.
 
GUARDEMOS EL SIGUIENTE MENSAJE EN NUESTRO CORAZÓN.
            El estado de ánimo y el convencimiento de lo que creemos y somos tienen necesariamente que dar como resultado el buen espíritu del cristiano. La santidad, la perfección, el sacrificio, la perseverancia en las cosas de Dios, no pueden dar el fruto de un creyente triste, de un alma desesperada, de un corazón fuera de la sintonía de la presencia y el amor de Dios. 
            Existe un sabio aforismo histórico: “Lo mejor es enemigo de lo bueno”.  Lo bueno es lo que enseña Dios como pasos preliminares para llegar algún día a alcanzar lo mejor.  Lo mejor es Dios, lo mejor es su Gracia, lo mejor es el perdón de Dios, lo mejor es la Palabra de Dios, lo mejor es de lo que tú estás convencido que debes hacer por amor a Dios. 
            Caridad, obras de misericordia, prudencia, rectitud, justicia, respeto, sentido de Dios en todo ambiente en que nos encontremos.  
 

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
22 DE DICIEMBRE 2024
DICHOSO TODO AQUEL QUE CREA EN LA LIBERACIÓN
QUE DIOS PROMETE.  
Miqueas 5, 1-4ª Salmo 79 Hebreos 10, 5-10 Lucas 1, 39-45
            “Se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
            ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!». Palabra del Señor.
 
GUARDEMOS EL SIGUIENTE MENSAJE EN NUESTRO CORAZÓN.
            El Mesías llega para darnos la libertad, y una libertad que se vive y se manifiesta entre la santidad de vida de la persona y la justicia como virtud. Se bendice y se alaba a Dios por que en la persona de Cristo se cumplen todas las promesas, entre ellas la más importante, la Salvación.  Es precisamente de esa salvación liberadora de la cual habla el profeta, no es una salvación estática, es dinámica, entra en juego con la libertad, la voluntad, la conciencia de cada persona. 
            Quien acepta el nacimiento de Jesús, como una realidad transformante, entiende que esa salvación, ese estado de Gracia, esa vida nueva, esa luz y esperanza que brota en un momento determinado de su historia, es la que nos libra de nuestros enemigos, de la mano de todos los que nos odian… para que libres de temor, arrancados de las manos de nuestros enemigos, le sirvamos a Dios con santidad y justicia todos nuestros días. (Lucas 1, 71-74).
            La liberación que nos plantea Dios, con la venida de su Hijo, es una liberación del pecado, es una búsqueda de la santidad, es conversión radical, es vivir la justicia, la caridad, el amor: “Del amor de Dios que llena el corazón, viene el verdadero amor al prójimo, gratuito y universal. (cfr. Congregación para la doctrina de la fe).