EL VERDADERO DESCANSO ES
DIOS Evangelio miércoles 11 de
diciembre 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús tomó la
palabra y dijo: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los
aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y
humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi
carga liviana.” Mateo 11, 28-30 El Salvador del mundo propone una
Reino de su Padre celestial, propone una religión, propone una Iglesia, propone
un sistema de vida según la fe donde la
caridad, la bondad y la misericordia son presupuestos para seguir los caminos
de Dios, para superar las dificultades normales que presenta la vida.
Jesucristo no
propone una religión que maltrate a la persona, al contrario, su lema es: “Mi
yugo es llevadero y mi carga es liviana” (Mateo 11, 30). No podemos caer en la
tentación en querer irnos al extremo y vivir una religión más al lado de la
esclavitud y menos de la liberación integral.
Jesucristo es el verdadero descanso
para el alma. El verdadero descanso del hombre es una participación en el
descanso de Dios. El Papa Francisco nos
recuerda teológicamente el verdadero descanso de una persona: “No existe para
el hombre” descanso” verdadero, integral, si no es en Dios. Según la
Biblia, Dios trabajó seis días, llevando a cabo la obra de la creación, y el
séptimo día, Dios” descansó”.
El
primero que trabaja y luego cesa en su trabajo es Dios. “Y bendijo Dios el
día séptimo y lo santificó, porque en él cesó toda la obra creadora” (Génesis
2, 2). De los siete primeros días de la creación, éste es el único que no tiene
ocaso: es un día eterno; el día del” descanso de Dios” se prolonga por la
eternidad. Cuando el hombre descansa, en realidad, “entra en el descanso de
Dios”.
El Papa Benedicto XVI nos enseña
sobre el verdadero descanso: “Jesús
promete que dará a todos «descanso», pero pone una condición: «Tomad sobre
vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón».
¿En qué consiste este «yugo», que en lugar de pesar aligera, y en lugar de
aplastar alivia?
El
«yugo» de Cristo es la ley del amor, es su mandamiento, que ha dejado a sus
discípulos (cfr. Juan 13, 34; 15, 12). El verdadero remedio para las
heridas de la humanidad. s una regla de vida basada en el amor fraterno, que
tiene su manantial en el amor de Dios”. (cfr. Ángelus, 3 de julio, 2011).
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