2 de diciembre de 2024

PROSIGUE EL ASEDIO CRIMINAL Padre Mario García Isaza


2 de diciembre 2024. PROSIGUE EL ASEDIO CRIMINALAutor: Padre Mario García Isaza c.m. Formador Seminario Mayor Arquidiócesis de Ibagué. magarisaz@hotmail.com  
Bajo el “inepto, corrupto y perverso remedo de gobierno que  padecemos”, -como dice un agudo comentario del señor Rafael Rodríguez Jaraba del día de hoy, continúa imparable el proceso de destrucción de todo lo que en Colombia se había logrado a lo largo de centurias, en materia de ética social, de moralidad pública, de respeto a los derechos fundamentales, de educación,
de estabilidad económica, de funcionamiento armónico de las ramas del poder, de vivencia de valores cristianos en la vida familiar, de sana controversia de ideas por partidos políticos que abanderaban ideologías diferentes, de capacidad del Estado para someter al imperio de la ley a los infractores, de rechazo, por lo tanto, a todo lo que significara un incentivo para el crimen, de respeto a la vida y honra de los ciudadanos…
 
Todo eso se va desmoronando, en un proceso que nuestro malhadado gobernante describió cínicamente como el “shun…shun…shun…” con se irían cayendo las epeeses.  Al amparo y con la connivencia de quienes ilegítimamente nos gobiernan - ¡nos desgobiernan! – organismos que en principio deberían ser tutores de la moral, de la ley, del bien, se han convertido en depredadores inicuos de esos valores. Y me refiero hoy, por enésima vez, a la Corte Constitucional. Continúa y se intensifica el asedio criminal de ese organismo sobre las instituciones encargadas de velar por la salud y la vida, para imponer sus propuestas homicidas.
 
En sentencia T-445 de 2024, la Corte presiona al Ministerio de Salud para que “actualice” sus normas sobre eutanasia, extendiendo ese “derecho” a enfermos no terminales; y exige al Congreso que establezca una ley en el mismo sentido, considerando que, sin dicha ley, todas sus sentencias en favor del asesinato de los enfermos pueden caerse… Ya los deslumbrados integrantes de la Corte habían avanzado hacia ese avieso propósito con la Sentencia C-233 de 2021, que despenalizaba la eutanasia “también para las personas que afrontan una lesión corporal o una enfermedad grave que genere intenso sufrimiento”, y habían asentado en su sitio Web que “la eutanasia ya no se limita a enfermos terminales”.
 
Y, cosa gravísima, esa tortuosa actuación de la inefable corte se da, y los colombianos ni siquiera nos enteramos…Quizá porque estamos aturdidos por las noticias que cada día nos llegan y dan cuenta de la espantosa realidad de mefíticos hechos de corrupción y escándalos que sacuden al gobierno central y a sus más cercanos áulicos. Y, teniendo en cuenta quién está al frente del Minsalud, y el servil y medroso comportamiento del Congreso, muy de temer es que esa pérfida presión de los togados surta su desventurado efecto.
 
Bueno será recordar, otra vez, la categórica y esplendente doctrina de la Iglesia católica en relación con la eutanasia. Solo algunas citas, necesarias para tener claridad al respecto. Entendemos por eutanasia “una acción o una omisión que, por su naturaleza o en su intención, causa la muerte con el fin de eliminar cualquier dolor” (Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Jura et bona, 5-V-1980). “…

 De acuerdo con el magisterio de mis predecesores, y en comunión con los obispos de la Iglesia católica, confirmo que la eutanasia es una grave violación de la ley de Dios, como eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana” (San Juan Pablo II, “Evangelium vitae, 65) 
 
“Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa es moralmente inaceptable…Una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El error de juicio en el que puede haber caído de buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de rechazar siempre” (CEC, N° 2277)

Hemos entrado en el tiempo de adviento; nos preparamos para conmemorar la llegada en carne mortal del Dios de la vida, que vino a establecer en el mundo su reino. Pidámosle intensa y confiadamente al Niño Dios por Colombia: que Él, solo Él, nos puede salvar de la debacle a que estamos abocados hoy.