SINODALIDAD: Somos una Iglesia Católica que escucha a los demás, aprendemos unos de otros. NOVENA DE AGUINALDOS. Diciembre 2023
Orientador:
Padre Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
Enseña
el Papa Francisco: “Debemos
aprender a escuchar las voces
del Espíritu: todas son diferentes. Aprender a discernir.
EL SÍNODO nos es un
parlamento, no es una reunión pastoral, es un
syn-odos, caminar juntos es el programa En mi opinión, la enfermedad más fea que vemos hoy ―siempre, pero también
hoy― es lo que va contra el Espíritu, es decir, la mundanidad espiritual. Un
espíritu, pero no santo.” (cfr. Apertura XVI asamblea general. 4 de octubre
2023)
“Sínodo”
es el camino que recorren juntos los miembros del pueblo de Dios. Por ejemplo: Jesús
que se presenta a sí mismo como «el camino, la verdad y la vida» (Juan 14, 6)
Benignísimo
Dios de infinita caridad, padre y madre de todos los hombres y mujeres, que nos
has amado tanto y nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que
encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen María, naciese
en un pesebre para nuestra salud y salvación. Te damos gracias por los inmensos
beneficios que recibimos de Ti.
Te
ofrecemos, Señor, el esfuerzo de nuestra oración en tu propia novena, para que
el mundo en que nos dejaste, podamos gobernarlo con justicia y amor. Permítenos
que seamos fieles al gran mandamiento de amarnos como hermanos, porque Tú eres
nuestro único Padre.
Te
pedimos que esta navidad, que celebramos nos permita Ser mensajeros y heraldos
de la Fe y de la Paz: “Oren para que no caigan en la tentación” Que tengamos
paz en nuestra patria, que los secuestrados puedan regresar a casa, que los
desempleados escuchen una voz de aliento; Que en la Eucaristía encontremos la
paz espiritual que tanto necesitamos; que seamos un pueblo solidario. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu
Santo… 3 veces
Soberana
María que por tus virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que Dios
te escogiera como Madre, te pedimos por todas las familias colombianas.
Intercede para que cada hogar de nuestra Patria y del mundo sea fuente de
comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar.
Que este tiempo navideño junto al pesebre,
donde nació tu Hijo, nos una también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos
den la sencillez para reconocer los errores, que hayamos cometido. Madre de Dios y Madre Nuestra: Intercede por
nosotros. Dios te salve María °°°°°
Santísimo
José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús, fuiste escogido para hacer las
veces de padre en el hogar de Nazaret. Bendice a todos los que son padres, que
ellos sean siempre en su hogar, imagen del Padre celestial, a ejemplo tuyo.
Que
cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos,
entregándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayúdanos a
nosotros los hijos, a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de nuestros
padres. San José, esposo de María y
padre adoptivo de Jesús.
R/. Ruega por nosotros.
San José, modelo de esposo y padre R/. Ruega por nosotros
VEN A NUESTRAS ALMAS, VEN NO TARDES
TANTO
Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a
nivel de un niño te hayas rebajado; oh niño divino ven para enseñarnos, la
prudencia que hace verdaderos sabios.
Oh
raíz sagrada de Jesé que, en lo alto, presentas al orbe tu fragante nardo,
dulcísimo niño que has sido llamado, lirio de los valles, bella flor del campo.
Oh
lumbre del oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor
veamos, niño tan precioso dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces
labios.
Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel
anhelo, pastor del rebaño, niño que apacientas con su suave cayado, ya la oveja
arisca, ya el cordero manso.
Ábranse los cielos y llueva de lo
alto, bienhechor rocío como riego santo, ven hermoso niño, ven Dios humanado,
luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Ven que ya María previene sus brazos,
do su Niño vean en tiempo cercano, ven que ya José, con Anhelo sacro se dispone
a hacerse de tu amor sagrario.
De
débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado, vida
de mi vida, mi dueño adorado. Mi constante amigo, mi divino hermano.
Veante mis ojos, de ti enamorados,
bese ya tus plantas, bese yo tus manos. Prosternado en tierra, te tiendo los
brazos y aún más que mis frases, te dice mi llanto.
Ven
salvador nuestro, por quién suspiramos, ven a nuestras almas, ven no tardes
tanto.
Divino
niño Jesús, llenos de confianza en Ti, venimos a compartirte nuestras alegrías
y dificultades. Ayúdanos a vivir en familia esta navidad, para descubrirte como
Salvador y Redentor nuestro. Concede a nuestras familias, todas las gracias que
tú sabes que necesitamos tanto: paz, justicia, respeto, amor. De Belén a
Nazaret, tu siempre fuiste fiel y obediente a José y a María, ayúdanos a
cumplir fielmente nuestro deber de padre, madre, e hijo. Seguros de que no quedará defraudada nuestra esperanza,
nos entregamos a tu divina voluntad, confiados que acogerás favorablemente
nuestras súplicas. Divino Niño
Jesús. °°°°
Combinemos bien la sabiduría y nuestra
razón.
“Los discípulos preguntaron a Jesús: “¿Por
qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?” Él respondió: “Sí, Elías
debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha
venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. °°°
Mateo 17, 10-13.
La
Palabra de Dios se proclamó para que creamos en ella y nos dejemos guiar
plenamente por el Espíritu de la Palabra. La razón humana se equivoca, cuando
cree saber la respuesta correcta sin tener en cuenta a Dios. San Pedro advierte
de una manera enfática el problema de aquellas personas que son caprichosas y
se oponen a los planes de Dios. Dice el apóstol: “Esfuércense para que Dios los
encuentre en paz. (2 Pedro 3, 14-16).
SINODALIDAD: “Una Iglesia sinodal es
una Iglesia de la escucha, con la conciencia de que escuchar es más que oír. Se
trata de escuchar al Espíritu Santo. «El que tenga oídos, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias» (Apocalipsis 2,7) Se trata de escuchar la voz de
Dios, de captar su presencia, de interceptar su paso y su soplo de vida.”
Quien es testigo sostiene la verdad.
“Hubo un hombre enviado por Dios, que se
llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que
todos creyeran por medio de él. Él no era la luz,
sino testigo de la luz.” °°° Juan 1, 6-8. 19-28
¿Qué
sabemos de Juan el Bautista? No era la luz, sino el
testigo de la luz. se preocupó mucho por preparar y disponer el espíritu de la
comunidad creyente para recibir a Cristo, el Mesías, el Cordero de Dios. Un
excelente testigo que sostuvo siempre la verdad. Era tan buen testigo que
muchos se preguntaban si no era él el Mesías. Su fama era tan perfecta que en alguna
ocasión le correspondió decir “yo no soy el Cristo” (Juan 1, 20).
SINODALIDAD: “En una Iglesia sinodal,
que anuncia el Evangelio, todos “caminan juntos”: Es el modo de vivir en la
Iglesia, el modo de ser, que es la comunión. La Iglesia es una comunión. La
sinodalidad se expresa también en el modo de actuar, que en el fondo es el
servicio.”
La maravillosa genealogía del Mesías.
“La generación de Jesucristo fue de esta
manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar
juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José,
como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en
secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en
sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer
porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.” °°° Mateo 1, 18-24
El Papa Benedicto XVI hace énfasis sobre el
Mesías esperado por la humanidad. Afirma el santo Padre: “El Mesías
esperado, objeto de la promesa, es verdadero Dios, pero también verdadero
hombre; Hijo de Dios, pero también Hijo dado a luz por la Virgen, María de
Nazaret, carne santa de Abraham, en cuya descendencia serán bendecidas todas
las naciones de la tierra (cfr. Génesis 22, 18). (cfr. Homilía, 17 de
diciembre, 2009).
SINODALIDAD: “Todo ministerio está en
función del servicio. porque hay una conexión directa entre la sinodalidad y la
Eucaristía. Es el modo de anunciar: la comunidad misionera que se plasma por la
sinodalidad para dar testimonio en medio del mundo. La sinodalidad es una
experiencia del espíritu, un tiempo de gracia de la Iglesia.”
Quien confía en Dios, recibe sus gracias.
“En tiempo de Herodes, rey de Judea, había
un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer
descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y
caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían
hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad. Sucedió que,
mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte,
según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para
quemar el incienso.
Toda
la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le
apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al
verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: «No
temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te
dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan.” °°° Lucas 1, 5-25).
Una
excelente pareja conformada por Zacarías e Isabel, contemplan, viven y se gozan
en la bondad y la misericordia de Dios. Un sacerdote Zacarías y una mujer
descendiente de Arón, ven cumplidas sus esperanzas e ilusiones gracias a las
actitudes que tomaron frente a Dios. La
primera actitud es que aprendamos siempre a tener plena confianza en Dios.
Santa Teresa de Jesús y de la santa faz, recomendaba: “Es la confianza la que
nos sostiene cada día y la que nos mantendrá en pie ante la mirada del Señor
cuando nos llame junto a Él.” En materia de confianza para poder vivirla es
necesario definirla: Todo lo que somos y
tenemos se lo debemos a Dios. No es que seamos competentes nosotros mismos,
sino que es la bondad de Dios. Confiamos más en Dios que en nuestras propias
fuerzas. (cfr. 2 Corintios 3, 4-6).
SINODALIDAD: “El sendero de una Iglesia
sinodal, lugar es una Iglesia de escucha; donde todos, pastores y fieles,
podemos escucharnos y aprender unos de otros y hacer discernimiento para ir
juntos a la misión con los mismos sentimientos de Cristo, iluminados por el
Espíritu Santo, a comunicar la Buena Nueva de la salvación. Así lo expresa el
Papa en la exhortación apostólica ‘Evangelii Gaudium’, el anuncio del Evangelio
en el mundo actual. El santo Padre afirma: “necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar, que es más que
oír. La escucha nos ayuda a encontrar el gesto y la palabra oportuna.”
La santidad antecede los grandes momentos.
“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel
Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un
hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y
entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se
conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El
ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas
a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre
Jesús.” °°° Lucas 1, 26-38.
La Virgen Santísima, tuvo una fe ejemplar.
No ha existido criatura alguna que se pueda comparar a la fe de Nuestra Madre,
ya que su vida requirió de su corazón una fe heroica capaz de poder responder
en plenitud al misterio al cual se le llamó y en el cual siempre viviría. Según
el Evangelista San Lucas, la Virgen
María se mueve exclusivamente en el ámbito de la fe. La fe de María la
lleva a aceptar con humildad el misterio de su propio ser, ya que ella es
situada en un lugar singular para una criatura humana. Fe para creer que su
Hijo, sería llamado hijo del Altísimo.
SINODALIDAD: El Papa Francisco advierte
que: «En todos los bautizados, desde el
primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que
impulsa a evangelizar. El Pueblo de Dios es santo por esta unción que lo hace
infalible “in credendo”. Esto significa que cuando cree no se equivoca, aunque
no encuentre palabras para explicar su fe. (‘Evangelii Gaudium’, 119).
María Santísima es la primera
evangelizadora.
“Se levantó María y se fue con prontitud a
la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a
Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo
el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con
gran voz, dijo: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?” °°° Lucas 1, 39-45.
Nuestra querida señora del cielo es modelo
de acogida, de alegría, del compartir, de la expresión de la fe, de saber
acompañar a los demás y poner en práctica la famosa frase del Nazareno: “Todos
ustedes son hermanos”. (Mateo 23, 12). María Santísima se convierte en la primera evangelizadora, la primera
comunicadora de la alegría del Evangelio, de anunciar la Palabra de Dios, de
compartir la alegría de su prima Isabel. También María es la bendita entre todas las mujeres. Su Hijo, el Salvador, va a
recorrer ese mismo camino de Galilea a Judea. Nuestra madre celestial es modelo
de todas aquellas personas que se disponen y preparan para llevar la luz del
Evangelio, la alegría del anuncio, el amor de Dios a los demás.
SINODALIDAD: “¿CUÁL ES EL CAMINO DE LA
SINODALIDAD? Es lo que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Este
itinerario, que se sitúa en la línea del «aggiornamento» de la Iglesia
propuesto por el Concilio Vaticano II, es un don y una tarea: caminando juntos,
y juntos reflexionando sobre el camino recorrido, la Iglesia podrá aprender, a
partir de lo que irá experimentando, cuáles son los procesos que pueden
ayudarla a vivir la comunión, a realizar la participación y a abrirse a la
misión.
María Santísima reconoce las maravillas de
Dios.
“Y dijo María: "Engrandece mi alma al
Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha puesto los ojos en
la humildad de su esclava; por eso, desde ahora todas las generaciones me
llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso,
Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los
que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios
en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los
humildes.” °°° Lucas 1, 46-56.
La
Santísima Virgen María desde el mismo momento del encuentro maravilloso con el
Arcángel san Gabriel, recibe el llamado de Dios para cumplir la misión más
grande en la historia de la salvación, ser
la madre del Redentor del mundo. Ubicada en esa experiencia de fe. (cfr.
Lucas 1, 26-38), comienza a reconocer las grandezas y las maravillas que Dios
ha realizado en ella. El encuentro con su prima Isabel le va a permitir
expresar lo que ella ya venía experimentando en su corazón. Estaba altamente agradecida con Dios y a su
vez ofrece un mensaje para la humanidad: Todo se lo debe a Dios, su alma se
alegra en Dios que es el Salvador, engrandece mi alma al Señor. “Dios, viene en auxilio de los pobres y los
pequeños, en perjuicio de los ricos y los poderosos, y, de modo sorprendente,
colma de bienes a los humildes, que le encomiendan su existencia.” (san Juan
Pablo II)
SINODALIDAD: La idea de “caminar juntos
con un mismo fin” está presente de muchas formas tanto en los libros del
Antiguo como del Nuevo Testamento. La
Sagrada Escritura testifica desde las primeras páginas que los seres humanos no recorren pasivamente este itinerario que ha sido
llamado “historia de la salvación”, sino que en él todos son corresponsables,
y esta corresponsabilidad resplandece mucho más en la etapa inaugurada por la
redención realizada por Jesucristo.
Nada es imposible para Dios
“Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a
luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho
gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día
fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre,
Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan».
Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban
por señas a su padre cómo quería que se le llamase. El pidió una tablilla y
escribió: «Juan es su nombre». Lucas 1, 57-66
Dios siempre cumple sus promesas. Con
el nacimiento de Juan el Bautista se cumple la profecía del Ángel Gabriel a
Zacarías. A lo largo de la historia de la salvación, existe un denominador común
en el ser y la bondad de Dios. “cumplir las promesas”. Quienes empezaron a
tener una experiencia de Dios, fueron descubriendo en Él que es un Dios fiel,
verdadero, lleno de bondad y amor, nunca falla, siempre cumple lo que promete.
Por ejemplo: Dios liberó a Israel de la
esclavitud de Egipto. (cfr. Éxodo 12, 1-15).
Moisés
libera a los israelitas de la esclavitud, en nombre de Dios. (cfr. Éxodo 5,
1-9). Dios guía a su pueblo a la
liberación con una columna de nube y una de fuego. (cfr. Éxodo 13, 3. 21-22).
Dios no solo cumple sus promesas, sino que también ofrece vida eterna. (cfr. 1
Juan 5, 11).
SINODALIDAD: Los Hechos de los
Apóstoles nos dan testimonio de algunos momentos importantes en el camino de la
Iglesia apostólica, en los que el Pueblo de Dios fue llamado a ejercer en forma
comunitaria el discernimiento de la voluntad del Señor resucitado. El protagonista que guía y orienta en este
camino es el Espíritu Santo, derramado sobre la Iglesia el día de
Pentecostés (cfr. Hechos 2,2-3). La Iglesia es una porque tiene su fuente, su
modelo y su meta en la unidad de la Santísima Trinidad. (cfr. Juan 17,21-22).
Jesucristo inaugura la plenitud de los
tiempos.
“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel
Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un
hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y
entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se
conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El
ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas
a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre
Jesús.” °°°° Lucas 1, 26-38.
La
Anunciación recuerda el día en que el Arcángel Gabriel se apareció a María y le
reveló la voluntad de Dios de que ella se convertiría en la Madre del Hijo de
Dios. En ese momento, el "Verbo se hizo Carne y habitó entre
nosotros" (Juan 1, 14). El
nacimiento de Jesucristo le cambia
el rumbo a la historia. Un mensajero de Dios le indica a la humanidad
cuáles son las cualidades y la misión del que va a nacer: Será grande y se
llamará Hijo del altísimo. Dios le dará el trono de David su padre. Reinará
para siempre. Su reino no tendrá fin. (Lucas 1, 32-33).
El
numeral 484 del Catecismo de Nuestra Iglesia Católica nos permite decir con
certeza que la Anunciación inaugura la plenitud de los tiempos, el cumplimiento
de las promesas.
SINODALIDAD:
“La acción del Espíritu en la comunión del Cuerpo de Cristo y en el camino
misionero del Pueblo de Dios es el principio de la sinodalidad.
La
sinodalidad tiene su fuente y su cumbre en la celebración litúrgica y de una
forma singular en la participación plena,
consciente y activa en el banquete eucarístico. La comunión con el Cuerpo y la
Sangre de Cristo tiene como consecuencia que «aunque seamos muchos, somos un
solo Pan y un solo Cuerpo, porque todos participamos de un solo Pan» (1
Corintios 10, 17).
Zagalillos
del valle venid, pastorcillos del monte llegad, la esperanza de un Dios
prometido, ya vendrá, ya vendrá, ya vendrá
La
esperanza, la gloria y la dicha, la tendremos en El quien lo duda, desdichado
de aquel que no acuda con la fe que le debe animar.
Nacerá
en un establo zagala, pastorcillos venid adoremos, hoy venimos y luego volvemos
y mañana nos puede s alvar.
TUTAINA
Tutaina
tuturumá, tutaina tuturumaina. Tutaina, tututumá, turumá, tutaina, tuturumaina.
Los
pastores de Belén, vienen a adorar al Niño, la Virgen y san José, lo reciben
con cariño
Tres
reyes vienen también, con incienso, mirra y oro, a ofrendar a Dios su bien como
el más pronto tesoro.
Vamos
todos a cantar, con amor y alegría, porque acaba de llegar de los cielos el
Mesías.
LOS
PECES EN EL RIO
La
Virgen se está peinando, entre cortina y cortina, sus cabellos son de oro y el
peine de plata fina
Pero
mira como beben los peces en el río, pero mira como beben por ver al Dios
nacido. Beben y beben y vuelven a beber, los peces en el río por ver al Dios nacer.
La
Virgen es lavandera, y al río baja a lavar, y el niño sobre una zarza, tiende
la ropa a secar.
CAMPANAS
NAVIDEÑAS
En
la capilla hay repiques de campanas navideñas
Y en el pesebre una Virgen, desvelada sufre
y sueña
Contempla al Niño dormido, mira su frente
serena
Y una sonrisa ilumina su carita de azucena
don,
din dan, las campanitas sonando están
Cada mañana en la torre, de la iglesia
campesina
Las campanas se despiertan, a pesar de la
neblina
Cantan alegres al viento, una plegaria amorosa
Adorando al Rey del cielo Don, din dan, las campanitas sonando
están °°°°