8 de febrero de 2025

DIOS QUIERE PESCADORES DE HOMBRES Evangelio domingo 9 de febrero 2025


DIOS QUIERE PESCADORES DE HOMBRES                         
Evangelio domingo 9 de febrero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“A multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y Él estaba de pie a la orilla del  lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.
 
            Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Navega mar adentro, y echen las redes”.
 
            Simón le respondió: “Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si Tú lo dices, echaré las redes”. Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.
 
            Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.” Lucas 5, 1-11.
 
            Existe una razón fundamental por la cual el Hijo de Dios necesita comunicadores de su Palabra, mensajeros de su Reino, presencia de Dios en medio de las comunidades. Lo que desea el Maestro es “La misión”. “Naveguen mar adentro y lancen las redes”.  Precisamente lanzar la red es lo que tipifica una misión. Eso permite entender que la misión es en nombre de Jesucristo.
 
Lo que debemos anunciar es un mensaje de salvación. De acuerdo al lenguaje de la Sagrada Escritura nos convertimos en “pescadores de hombres”. Como la misión es en un grupo de hermanos, se supone que no deben existir rivalidades, ni dudas en los mensajeros.
 
            Lograr que muchas personas encuentren el camino de Dios a través de la proclamación de su Palabra, implica confiar en la presencia del Espíritu de Dios, ser fieles seguidores de su Maestro, saber utilizar los medios actuales de comunicación para llegar a muchos rincones de la tierra. Ser muy prudentes en anunciar el mensaje, debido a la diversidad de culturas y maneras de pensar.
 
            El Hijo de Dios se imaginó una Iglesia eminentemente de pescadores, una Iglesia de hombres y mujeres que tenemos la misión de estar permanentemente lanzando la red, abriendo los espacios, estando muy atentos, disponiendo de buen tiempo. Una Iglesia abierta a los signos de los tiempos, una Iglesia que escucha al mundo moderno.
 
Tal como la imagina el Papa Francisco: “Me gustaría una Iglesia inquieta, siempre cercana a los abandonados, a los olvidados, a los imperfectos”. “Deseo una Iglesia alegre con rostro de madre, que comprenda, que acompañe, que acaricie”. “prefiero una Iglesia accidentada, herida y sucia por haber salido a la calle que una Iglesia enferma por estar cerrada por la comodidad. (cfr. Exhortación Apostólica, Evangelii Gaudium. 47-49)
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