Evangelio miércoles 12 de febrero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Cuando volvió a entrar en la casa,
lejos de la multitud, sus discípulos le preguntaron sobre la parábola. Él les
dijo: "¿Tampoco ustedes lo entendéis? °°° de dentro, del corazón de los
hombres, de donde salen las malas intenciones: fornicación, robo, asesinato,
adulterio, avaricia, malicia, engaño, indecencia, envidia, calumnia, orgullo,
insensatez. Todo eso hace mal al ser humano” °°° Marcos 7, 14-23.
¿En
dónde está la pureza de una persona? ¿Cuál es el camino para vivir una religión
que sea pura? ¿Por qué será que las personas se complican tanto en materia de
religión? La respuesta puede estar en el error tradicional de un corazón
insensato. Se trata de una actitud caprichosa, externa, imponente, como una
falsa presentación ante la sociedad.
Un
corazón insensato no acepta que se equivocó, inculpa a los demás, se
contenta con decir: todos somos pecadores, no existe nadie perfecto. Cuando lo
externo prima sobre lo interno en una persona su camino para encontrar a Dios
está demasiado lejos.
A
lo largo de la historia de la salvación, Dios recriminó a todos aquellos que
tenían un corazón insensato, una dura cerviz, personas necias e
intransigentes. Los profetas advirtieron sobre el problema de la insensatez en
la vivencia de la ley de Dios, en la rebeldía de corazón, en el legalismo. Por ejemplo: “Pueblo insensato e ignorante,
que tienen ojos, pero no ven, tienen oídos, pero no escuchan”. (Jeremías 5,
21).
“Ay de los profetas insensatos que siguen
sus propios impulsos sin haber tenido ninguna visión” (Ezequiel 13, 2-3). “Ustedes
odian al que defiende lo justo en el tribunal y aborrecen a todo el que dice la
verdad.” (Amós 5, 10). “Busquen el bien
y no el mal si quieren vivir, para que así Dios esté con ustedes.” (Amós 5,
14).
Lo
que le hace mal a una persona es preocuparse más por recriminar la vivencia de
la fe de los demás y no dar ejemplo en su vida personal. Los fariseos
enseñan y no practican” (Mateo 23, 3). Lo que le hace mal a una persona es
preocuparse más por el qué dirán y la apariencia ante los demás. (Mateo 23, 5).
Hace mucho mal una persona que le cierra la puerta a los demás, no entra ella
ni permite que entren los demás. (Mateo 23, 13).
El
Papa Francisco advierte la impureza de una persona cuando lleva una doble vida.
“no se puede salir de la Misa y detenerse «con habladurías malvadas y sin
misericordia sobre todo y todos» o mostrarse piadosos en la oración y luego
tratar a los miembros de la propia familia con frialdad y desapego o descuidar
a los padres ancianos.” (Ángelus, 1 de septiembre, 2024)
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