Evangelio martes 18 de febrero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Ellos hablaban entre sí que no
tenían panes. Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no
tenéis panes? ¿Aún no
comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no
veis y teniendo oídos no oís?
¿No os acordáis de cuando partí los
cinco panes para los 5.000? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?»
«Doce», le dicen. «Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas
canastas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete». Y continuó: «¿Aún no
entendéis?» Marcos 8, 14-21.
Existen
principios y fundamentos que no se pueden negociar. Razón tiene el Maestro
de Nazareth en advertir a sus seguidores y a las futuras generaciones en la
Iglesia Católica, que deben estar atentos y diligentes. Quien no tiene un
concepto claro sobre el ser y el quehacer del Reino de Dios, cae fácilmente en la tentación Farisaica.
Puede preocuparse o creer que el
objetivo pastoral es una Iglesia perfectamente organizada, perfectamente
estructurada. La tentación farisaica
está en la hipocresía, una piedad que no le interesa el dolor humano, una
fe encerrada en la ley perfeccionista y no tanto en la necesidad humana, una
justicia sin la compañía de la misericordia.
Jesucristo
enseña una religión contraria a la Farisaica, por ejemplo: Orar siempre sin
desanimarse. (Lucas 18, 1). El Juez injusto. Algunas personas se creen muy
justas, pero desprecian a los demás. (Lucas 18, 9). No se puede orar y ser hipócrita a la vez. El fariseo y el
publicano. (Lucas 18, 10-14). Será muy difícil para los que tiene su corazón en
el dinero, encontrar a Dios. (Lucas 18, 24). Lo que es imposible para un ser
humano, para un fariseo, si es posible para Dios. (Lucas 18, 27). Dios resiste a los soberbios y da su gracia
a los humildes. (Santiago 4, 6).
El
Papa Francisco advierte el peligro de caer en la tentación de organizar un
Iglesia muy perfeccionista. Dice el santo Padre: los discípulos querían
eficacia, querían que la Iglesia siga adelante sin problemas y esto puede
convertirse en una tentación para la Iglesia: ¡la Iglesia del funcionalismo!
¡La Iglesia bien organizada! ¡Todo bien, pero sin memoria y sin promesa! Esta
Iglesia así, no avanzará. (cfr. Homilía, 30 de septiembre, 2013).
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