Evangelio jueves 27 de febrero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Si alguien llegara a escandalizar a
uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al
cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de
pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos
manos al infierno, al fuego inextinguible.
Y si tu pie es para ti ocasión de
pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado
con tus dos pies al infierno.
Y si tu ojo es para ti ocasión de
pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de
Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y
el fuego no se apaga.” °°° Marcos 9, 41-50.
Si nuestra vida de bautizados guarda
una buena y equilibrada relación entre lo que creemos y nuestra manera de
comportarnos, el resultado va a ser un buen modelo de discípulo de Jesucristo. Si nuestra fe no coincide con lo que
decimos, el resultado se llamaría Escándalo. El Hijo de Dios desea que evitemos los
escándalos.
El
programa de vida que propone Dios para nosotros es lograr un mundo mejor.
La clave estaría en que combine perfectamente lo que se anuncia con lo que
hacemos. Pensemos en las siguientes cláusulas: Ama en lugar de odiar, perdona
en lugar de condenar, ayuda en lugar de criticar, trabaja en lugar de destruir,
valora en lugar de escandalizar, vive en comunión con los demás en lugar de
sembrar la cizaña social.
Recordemos
que la palabra “Escándalo”, su raíz griega: σκάνδαλον, skándalon. Es una
trampa, un obstáculo. Una piedra que nos hace tropezar. Cuando nuestros
comportamientos no son concordes a lo ético, a lo moral, a lo justo, a lo
correcto, a una sana espiritualidad, la respuesta es un “Escándalo”.
Ay
de aquel que provoca los escándalos. Lo advierte el Redentor del mundo y el
Papa Francisco lo explica: “«El escándalo es feo porque hiere la
vulnerabilidad del Pueblo de Dios, hiere la debilidad del Pueblo de Dios, y
muchas veces estas heridas se llevan para toda la vida». Es más, el escándalo,
«no solo hiere» sino que «es capaz de matar: matar esperanzas, matar ilusiones,
matar familias, matar muchos corazones». (cfr. Homilía, 13 de noviembre, 2017).
SI
DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ